martes, diciembre 30, 2008

BALANCE DEL CINE VISTO EL 2008

Se impone el balance de rigor. Si bien existió mayor variedad de títulos con respecto al año anterior, la estandarización de los blockbusters deja poco espacio para cintas con mayor interés que la taquilla. Sin embargo, se han estrenado películas interesantes. La relación que viene a continuación no tiene orden prioritario, sigue –más o menos- la secuencia de los estrenos en nuestra ciudad.
Con todo lo arbitrario que significa siempre una selección, nos quedamos con:

1. La lista negra
2. American ganster
3. Michael Clayton
4. Sin lugar para los débiles
5. Juno
6. Petróleo sangriento
7. Luz silenciosa
8. Promesas del este
9. Iron man
10. Batman, el caballero de la noche
11. Wall-E
12. 4 meses, 3 semanas y 2 días
13. 3:10 para Yuma
14. Dueños de la noche
15. Traición y lujuria
16. Buscando un amor
17. Relaciones peligrosas
18. Luces al atardecer
19. Paranoid park
20. Quémese después de leer

Y si reducimos a solo diez títulos, nos quedamos con:

1. La lista negra
2. Sin lugar para los débiles
3. Juno
4. Petróleo sangriento
5. Luz silenciosa
6. Promesas del este
7. 4 meses, 3 semanas y 2 días
8. Dueños de la noche
9. Relaciones peligrosas
10. Luces al atardecer


EL CINE NACIONAL

El 2008 fue un verdadero boom de estrenos nacionales, donde encontramos mayormente óperas primas de jóvenes realizadores, lo cual implica un “relevo generacional” con gustos, temas y obsesiones totalmente distintos a los de la generación que ahora frisa las cinco o seis décadas.
Lo bueno es que se hagan películas. Seamos claros: no importa tanto la calidad, no vamos a pedir que todas sean “obras maestras”, menos al tratarse de películas iniciales de jóvenes que tienen más ganas que dominio del oficio. Lo que importa es que se produzcan películas y que ese número vaya en aumento.

También existe un prejuicio de la –digamos- “crítica especializada” hacia el cine nacional, o mejor dicho, un complejo de inferioridad de cierto sector de la crítica que ve como malo todo o casi todo el cine que se produce por estas tierras y que muchas veces confunde sus gustos y preferencias con el de los jóvenes realizadores, pretendiendo convertirse en una suerte de “guías iluminados” del “buen cine” (para ellos) que proponen como “solución salvadora” al dilema del cine peruano la intervención estatal en sus distintas modalidades y niveles (exoneraciones tributarias, financiamiento obligatorio de películas, cuotas de pantalla “forzosas”, salas exclusivas para filmes nacionales, entre otras lindezas). Modestamente dudanos que por allí vaya la solución.

Igualmente existe el problema de público. A diferencia de hace treinta años atrás, el público actual “no se engancha” con las producciones nacionales, asistiendo muy poco a un estreno local, salvo contadas excepciones. No creo sea exclusiva culpa de las producciones peruanas por “no haber sintonizado” con “su” público, como usualmente se les achaca, sino de distintas tendencias que actúan en contra, como la globalización de los blockbusters, estrenados en simultáneo en todo el mundo y con un aparato publicitario y cuotas de pantalla impresionantes, que deja poco espacio para las producciones locales, fenómeno que se repite también en otros países. Pero, no solo es el problema de la competencia desigual sino también de cierta estética y un gusto estandarizado que van generando estas superproducciones, sobretodo en el público joven. Es como si a una persona se le acostumbra solo a comer hamburguesas o pollo frito con gasesosa. Después será muy difícil que su paladar sienta el placer por el caviar y el champagne. Algo de eso pasa también. Se ha formado una “estética de blockbusters” bastante chata, pobre y muy estandarizada.

Lo malo. El cine de provincias no se visiona todavía en la capital, restringiendo su exhibición a la región donde se produjo. Salvo algunas salas no comerciales, no existe espacio para los cineastas del país y se desconoce mayormente su producción. Repito, no importa tanto la calidad, sino que se continúe con el esfuerzo, a pesar que en provincias no existen los elementos técnicos necesarios ni tampoco una “escuela de cine”, sin embargo las ganas y voluntad no faltan.

Podemos distinguir dos tendencias dentro del cine peruano estrenado comercialmente este año: una que va dirigida al “gran público” con historias fáciles y livianas como sería Mañana te cuento 2 o Valentino y el clan del can. Otra, que apuesta a un estilo propio, más de “cine de autor”, no concesivo de la platea, como es el caso de Dioses, Un cuerpo desnudo o El acuarelista. Un rasgo distintivo -como ya expresamos líneas arriba- es que la mayoría de las películas son de realizadores menores a los cuarenta años, vale decir es la “nueva generación” de directores nacionales, lo cual es bueno, pero requiere continuidad en los proyectos, que no queden en la primera película. En estos momentos el único director peruano que hace cine regularmente es Francisco Lombardi, cuya última propuesta, Un cuerpo desnudo, fue muy criticada, aunque también incomprendida. Y, si hablamos de películas con justificación ideológica está Vidas paralelas, fallida “lavada de cara” de los militares en la época del terrorismo (a lo cual, como expresamos en el momento de su estreno, en una sociedad democrática están en su pleno derecho de hacerlo).
De los estrenos nacionales, a lo lejos destacó Dioses, y le sigue Un cuerpo desnudo y El acuarelista. Josué Méndez ratificó la rigurosidad y universo propio que mostró en su primer filme, Lombardi presentó una obra menor pero no carente de interés, y Daniel Ró demostró el tanteo de un camino personal que deberá definir y pulir en sus siguientes largos.
Eduardo Jiménez J.
lagartocine@yahoo.es

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