jueves, enero 28, 2016

LOS OCHO MÁS ODIADOS

Por: Eduardo Jiménez J.
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       @ejj2107

Quentin Tarantino subvierte las reglas del género a fin de expresar algo distinto. La llamada posmodernidad. Que en el cine implica dejar de lado la verosimilitud del discurso narrativo y centrarse en lo que sería la forma o el artificio. En otras palabras no interesa que la historia parezca real, sino la forma que se le otorga. En ese sentido Tarantino ha sido uno de los puntales con películas como Pulp fiction o Kill Bill.

Asimismo, los post modernos se nutren de una serie de películas y géneros del pasado, son cinéfilos extremos, a fin de dar como resultado una cosa nueva. No es un remake de filmes antiguos; sino que vampirizan una serie de películas y elementos a fin de hacer algo propio. Igual sucede con la banda sonora: es un mix de distintas composiciones de diferentes épocas o de diferentes géneros melódicos. Para hacer la combinación se requiere mucha intuición a fin de no exagerar en la proporción de los elementos de la fórmula o pecar de avaro en estos. 
Un poco más o un poco menos es el límite entre la genialidad y el fracaso.

De allí que tengamos un pistolero (Django, su anterior filme) o un cazarecompensas negro (Marquis en el presente), y que encaje perfectamente en la trama, desarrollada en el sur racista posterior a la Guerra Civil. Con Los ocho más odiados completa su trilogía histórica (donde la historia es “reescrita”) que comenzó con Bastardos sin gloria, continuó con Django desencadenado y concluye con Los ocho más odiados.

Puntos en común con Django es el tributo al spaghetti western, el personaje central negro y la violencia desatada; aunque esta vez más controlada, casi morosa, tratando de resolver el final “eliminando” personajes a fin de quedar en el duelo final, donde no hay ganadores.

No pasa tan abruptamente del drama a la comedia, como en anteriores filmes, es más convencional y sigue más de cerca las reglas del género; aunque tiene también en común el quebrar la linealidad del tiempo (el breve episodio del hijo del general arrastrado por Marquis en la nieve o el penúltimo capítulo que “explica” la incursión de la banda en la mercería), el uso de la “intrascendencia” en los diálogos, parte del estilo de Tarantino (por lo que la cinta se puede extender hasta en más de tres horas en una versión especial) y la venganza como motivo central de los personajes.

Vuelve a recurrir a actores con los que ya trabajó antes como Samuel L. Jackson, Kurt Russell o Tim Roth; y si bien Los ocho más odiados no se encuentra a la altura de otras de sus películas, no por ello es menos disfrutable para un cinéfilo.

LOS OCHO MÁS ODIADOS  [The Hateful Eight] 
Dir y Guión: Quentin Tarantino
c/ Samuel L. Jackson            (Major Marquis Warren), Kurt Russell (John Ruth), Jennifer Jason Leigh (Daisy Domergue), Walton Goggins (Sheriff Chris Mannix), Tim Roth (Oswaldo Mobray), Bruce Dern (General Sandy Smithers)
EEUU/2015/Acción, western****/Estrenos


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sábado, enero 23, 2016

A 50 AÑOS DEL ESTRENO DE DOCTOR ZHIVAGO

Por: Eduardo Jiménez J.
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50 años atrás Doctor Zhivago tuvo una interpretación, digamos, ideológica. Ambientada en los albores de la revolución rusa, muchos no dudaron en calificarla de “reaccionaria” o “pequeñoburguesa” en el mejor de los casos. En plena guerra fría y choque de dos ideologías y formas de vida contapuestas, Doctor Zhivago no trata de encomiar ni remotamente la revolución de Octubre, sino narrar en un marco contextual histórico preciso los avatares de un amor casi imposible, una suerte de hoja al viento en la gran tormenta que fue la revolución que trastocó los cimientos del siglo XX.

Basada en la novela homónima de Boris Pasternak, novela-río con gran cantidad de situaciones y personajes que tuvieron que ser sintetizados en el filme, fue prohibida en la propia Unión Soviética, patria del autor, por ir contra el “realismo socialista”, dictum estético todavía vigente en aquellos años en la patria de Lenin, por lo que subrepticiamente salió el manuscrito hacia Europa occidental, donde fue publicada. Le valió a Pasternak el premio Nobel, la censura y recriminación en su propia patria, y el reconocimiento internacional fronteras afuera. De allí estaba a un paso para ser llevada al cine.

Es cierto que no estamos ante una “gran novela”. Es más, casi nadie recuerda en la actualidad a Pasternak, si no es por la versión cinematográfica de su obra; pero Doctor Zhivago tiene el gran mérito de la denuncia de los costos humanos que significó la revolución rusa y los pasos agigantados que se forzó para alcanzar un nivel de industrialización similar al de Occidente. Se sacrificaron tres generaciones de rusos para lograr alcanzar un nivel similar al de sus pares capitalistas. La escena que abre el filme hacia el largo flashback, con la presunta hija de Yuri y Lara trabajando en una represa, es bastante sintomático de cómo se vivió aquellos años. (Si la memoria no me traiciona, esa escena como el personaje no se encuentran en la novela, fue un hábil recurso cinematográfico para introducirnos a la historia).

La historia de Yuri Zhivago, de su gran amor por Lara, de Tonya, su esposa, y todos los demás personajes que transitan en la novela y el filme dan fiel testimonio de ello. Son seres comunes y corrientes que se ven envueltos en situaciones excepcionales y contra su voluntad. Situaciones que van a cambiar su vida por completo.

Filmada en gran parte en la España franquista de los años sesenta, tanto por costos de producción, como porque era impensable rodarla en la propia URSS, la película contó con unos protagónicos poco conocidos en el momento. Fue un riesgo de Carlo Ponti, el productor, y del propio Lean, el director, quien venía precedido de los laureles por Lawrence de Arabia, su anterior filme, por lo que obtuvo un control absoluto sobre la realización. Siguiendo un método similar a su anterior cinta para la elección de los protagónicos, eligió a actores casi desconocidos para los principales personajes, y los reforzó con actores de primer nivel para los roles secundarios. Así, alejados del star system, se optó por una desconocida Julie Christie para el papel de Lara, de Geraldine Chaplin para Tonya, y de Omar Sharif para encarnar al doctor Yuri Zhivago, quien ya había actuado para Lean en Lawrence de Arabia. A pesar de ello, el filme llegó a costar unos 15 millones de dólares, suma bastante elevada para la época.

Si bien fue recibida con cierta frialdad, poco a poco se fue ganando su sitial en la historia del cine (mereció posteriores reestrenos) y en la actualidad se la puede considerar como “la historia de amor” por excelencia. Narrada como un gran filme de época, con ella David Lean completaba una trilogía excepcional: El puente sobre el río Kwai en 1957, Lawrence de Arabia en 1962, y Doctor Zhivago en 1965. Era el gran espectáculo con una mano firme en la narración y solvencia interpretativa que hacía las delicias de un aficionado al cine. “Películas-río” con duración de más de tres horas, algo impensable en la actualidad.

Mención aparte merece la partitura musical a cargo del francés Maurice Jarre y, en especial, el tema de Lara, tantas veces ejecutado y que expresa ese amor melancólico, triste, épico y sublime a la vez.

Lean quiso continuar con la “saga histórica” con un cuarto filme en 1970, La hija de Ryan. Pero en una época de mostración de sexo explícito en las pantallas, a nadie le interesó el “escándalo” de un adulterio entre la hija de un irlandés rebelde y un oficial británico a inicios del siglo XX. Las pudorosas escenas íntimas y el ritmo moroso de la película eran parte de una sensibilidad ya perdida en el Occidente de la revolución sexual desatada en los años sesenta. Siéndole totalmente adverso, marcó su semiretiro, del cual solo volvería con un canto del cisne en 1984, Pasaje a la India. Bella película, también de época, pero sin la majestuosidad de las de antaño.


Ahora que se cumplen los cincuenta años del estreno de Doctor Zhivago se constata que sigue tan fresca y vigente como el día de su estreno, algo que sucede solo con los clásicos.

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jueves, enero 21, 2016

JOY

Por: Eduardo Jiménez J.
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Tercer trabajo consecutive de David O. Russell conjuntamente con la oscarizada Jennifer Lawrence, Bradley Cooper y Robert de Niro. Esta vez con la “biopic” (muy ficcionada) de la creadora del “trapeador mágico”, un utensilio del hogar que tuvo amplia demanda al ofrecerse por televisión, marcando los hitos de ventas por tv en su época.

Parece ya lejano Winter's Bone (Lazos de sangre), la película que la hizo conocida a Jennifer Lawrence hace apenas cinco años. Proveniente del cine independiente, como otros actores y actrices, ha sabido combinar en su carrera las películas de “grandes presupuestos” (Los juegos del hambre) con otras más modestas producciones. Es este último rubro su colaboración con David O. Russell se mantiene constante, quien tiene un don especial para penetrar el alma femenina y hacer de sus protagonistas verdaderas heroínas, siguiendo una tradición que se puede remontar a George Cukor.

Solo que esta vez, contando con una estrella famosísima, la película está puesta al servicio de la Lawrence para que se luzca; así vemos a una madre abnegada, con problemas económicos severos, asuntos afectivos y familiares bastante complicados, iniciar una empresa riesgosa: lanzar al mercado en los años ochenta el famoso “trapeador mágico” que fue de gran alivio para las amas de casa, en vista que no requería tocarlo con las manos para el lavado. Fue de esa manera que la italoamericana Joy Mangano –en la cual se inspira la historia- hizo su fortuna.

En ese sentido es una cinta de autoayuda; porque sigue el postulado que la férrea voluntad hace posible cumplir los sueños más personales, superando mil obstáculos de todo tipo. “Si quieres lo vas a conseguir”. Por eso vemos a la protagonista sufirir cárcel, ser engañada por sus socios, pagar “el derecho de piso” por ser novata en los negocios y sufrir mil líos de una familia bastante disfuncional, y, pese a todo, salir airosa.

Se emparenta con anteriores largos de Russell como Silver Linings Playbook (Juegos del destino o también El lado bueno de las cosas, en español) o El peleador, en que los personajes centrales son náufragos que tratan de luchar desesperadamente por salir de donde están; aunque haciendo sumas y restas nos quedamos con estas dos últimas. Joy tiene mucho exceso de almíbar que empalaga.

JOY
Dir y Guión: David O. Russell          
c/ Jennifer Lawrence (Joy), Robert De Niro (Rudy), Bradley Cooper (Neil Walker), Édgar Ramírez (Tony), Isabella Rossellini (Trudy)
EEUU/2015/Biopic***/Estrenos


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viernes, enero 15, 2016

LA GRAN APUESTA

Por: Eduardo Jiménez J.
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La gran crisis de los “bonos basura”, que desató una recesión tanto en Estados Unidos como Europa, es contada desde el punto de vista de algunos especuladores de la bolsa de valores que apostaron contra los bonos, previendo que se venía una gran caída de estos cuando todos opinaban lo contrario.

Con un ritmo ágil, nervioso, afiebrado, nos va narrando cómo se fue armando el tinglado que significó una gran estafa para muchos pequeños ahorristas que vieron esfumados sus fondos luego del escándalo. Como las cuestiones financieras son incomprensibles para muchos, en el filme se utiliza a un personaje que cuente en forma sencilla lo que estaba pasando en esos momentos. En más de una oportunidad, la jerga financiera era usada para ocultar transacciones bastante dudosas, con la complicidad de las calificadoras de riesgo, que aprobaban operaciones poco sólidas con puntuaciones sobresalientes. Calificadoras de riesgo, bancos de inversión, “personajes notables de las finanzas”, todos se unieron para hacer creer al ciudadano común que estaba ante operaciones seguras, cuando eran más bien de alto riesgo.

La gran apuesta merece verse, no solo porque luego de estallar la crisis ningún responsable fue a parar con sus huesos a la cárcel, sino que el propio gobierno federal rescató a los bancos responsables de la crisis como si nada hubiese pasado. Lo peor es que parece no han aprendido la lección y la escasa regulación federal que existe allá luego de la tormenta quiere ser derogada por las candidaturas republicanas. Ya se imaginan porqué.


LA GRAN APUESTA [The Big Short]
Director: Adam McKay
Guión: Charles Randolph y Adam McKay (screenplay), basado en el libro de Michael Lewis    
c/ Ryan Gosling (Jared Vennett), Christian Bale (Michael Burry), Brad Pitt (Ben Rickert)
EEUU/Comedia dramática***/Estrenos


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miércoles, enero 06, 2016

STEVE JOBS

Por: Eduardo Jiménez J.
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       @ejj2107
Danny Boyle tiene títulos interesantes en su filmografía; otros francamente olvidables. Generalmente sus personajes se encuentran ante situaciones límite donde tienen que tomar una decisión, no necesariamente la correcta; y donde sacan a luz lo mejor o peor de ellos. Este planteamiento lo ha llevado a Jobs, la segunda biopic sobre el controvertido innovador de la pc de escritorio. Tipo humanamente difícil, lo vemos en situaciones límite sea por cuestiones familiares (la hija largamente no reconocida por él o la relación conflictiva con la madre de esta) o empresariales (la relación tensa y complicada con el entorno de colaboradores que ayudaron a crear el gran imperio de Apple y el CEO de la compañía, John Sculley). La puesta en escena privilegia tres momentos clave de su vida: el lanzamiento en 1984 de Macintosh, la pc de escritorio que revolucionaría el mundo; el destemplado despido en 1986 de la compañía que ayudó a formar; y el retorno por todo lo alto en 1998 con la presentación de la imac. Y en los tres momentos un dominio privilegiado de la escena por parte del personaje. Calculaba hasta el milímetro los grandes anuncios que hacía. Como buen maniático del perfeccionismo, nada era dejado al azar.

Lo bueno es que Jobs no se ha convertido en una hagiografía dulzona y romántica, sino vemos al hombre de carne y hueso con todas sus contradicciones y temores, con sus grandes cualidades y vilezas, con las luces y sombras de un ser humano (como que el guionista Aaron Sorkin es el mismo que dejó por los suelos a Mark Zuckerberg en el filme Red social); y al igual que otras propuestas de Boyle, la condensación del tiempo, el suceder pocos hechos en un breve lapso, otorga fuerza propia a la acción, a lo que contribuye la notable actuación de Michael Fassbender.

STEVE JOBS [Steve Jobs]
Dir: Danny Boyle
Guión: Aaron Sorkin, basado en el libro de Walter Isaacson
c/ Michael Fassbender (Steve Jobs), Kate Winslet (Joanna Hoffman), Seth Rogen (Steve Wozniak), Jeff Daniels (John Sculley), Michael Stuhlbarg (Andy Hertzfeld), Katherine Waterston (Chrisann Brennan), Makenzie Moss (Lisa Brennan a los 5)
EEUU/2015/Biopic***/Estrenos



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