jueves, diciembre 31, 2009

AVATAR


James Cameron es un realizador que trabaja dentro de la industria de Hollywood. Por tanto no pretende hacer “filmes de autor” o con algún “mensaje trascendente”. Solo pretende entretener y obtener por supuesto una rentabilidad por su trabajo, lo cual no es peyorativo ni tiene por qué ser mal visto. Muchos grandes realizadores trabajaron dentro de la industria fílmica y sus obras han pasado a la posteridad con mucha mayor justicia que la de algún pretencioso “autor”. Para muestra un solo nombre: John Ford.

Ello para deslindar cierto prurito o reserva que a veces se tiene contra todo lo que venga de la industria del cine y, contrario sensu, “reventar cohetes” a cualquier adefesio que puede venir de Europa con el marbete de “cine de autor”. No todo lo que brilla es oro como dice el viejo refrán.

Volviendo a Cameron, en sus películas se ha caracterizado por usar los efectos especiales; pero, a diferencia de otras producciones donde la historia se encuentra subordinada a los efectos, en sus películas es al revés: los efectos especiales están al servicio de la historia contada, y, Avatar no es la excepción. No es lo más brillante del realizador, dicho sea de paso. Terminator 1 y 2 lo superan, y hasta Titanic (criticada también en su momento) es superior con creces, película esta última con la que mantiene cierto aire de relación. Esta vez no se trata claro de un hecho histórico, pero la relación amorosa como corazón de la historia, cierta cortina musical muy similar, el trasfondo de una gran acción de sobrevivencia como marco de referencia y otros detalles la emparentan con su filme anterior, opacando un tanto a Avatar.

Como ya se ha anotado, la inspiración en “Un hombre llamado caballo” es evidente a todas luces, lo cual no tiene nada de malo, dado que las historias que se cuentan en un libro o en una película son las mismas desde tiempos inmemoriales, lo que cambian son los medios o la forma de contarla. También se emparenta con “Aliens”, la segunda película de la saga del mortal alienígena, en el sentido que en el universo del futuro el sistema capitalista es el dominante y los marines, la armada de los Estados Unidos, su gran defensor, produciéndose una colonización y explotación de los recursos del universo (incluso hay un CEO corporativo sin escrúpulos como en Aliens); alegoría futurible no muy optimista que digamos, donde el hombre ya comenzó a depredar otros planetas y el inglés, en sentido literal, es la lengua universal (hasta los Na’vi hablan inglés¡). No es casual que Sigourney Weaver participe en el filme, ya no como la valerosa teniente Ripley, pero sí con un rol más tranquilo de científica, acorde con su edad cronológica.

En cuanto al desarrollo de la historia, lo mejor está en el encuentro de ese mundo maravilloso y distinto por parte del protagonista (la historia está contada en primera persona, dándole un tono más intimista, lo que la emparenta de nuevo con Titanic) que se consolidará en el romance con Neytiri, suerte de “encuentro de dos mundos”. La primera hora vale la pena.

En una semana Avatar ha recuperado con creces el dinero invertido, anunciando Cameron con seguridad una continuación y, porque no, hasta una saga “avatariana” (no sería raro que la segunda parte trate de “la revancha” de los terrestres contra los Na’vi, suerte de “el imperio contraataca”), filón inagotable en esta época donde los temas ecologistas y el cuidado del medio ambiente están a la orden del día.
Eduardo Jiménez J.
lagartocine@yahoo.es


AVATAR
Dir. y guión:James Cameron
c/ Sam Worthington (Jake Sully), Zoe Saldana (Neytiri), Sigourney Weaver (Dr. Grace Augustine), Stephen Lang (Colonel Miles Quaritch), Michelle Rodriguez (Trudy Chacon), Giovanni Ribisi (Parker Selfridge)
EEUU/2009/CF/Estrenos

miércoles, diciembre 23, 2009

IDENTIDAD SUSTITUTA


El tema del guión es bastante apasionante: la posibilidad que en un futuro no muy lejano el hombre pueda usar “sustitutos” para sus actividades cotidianas, incluyendo las laborales y de diversión, estando él cómodamente instalado en un sofá percibiendo las sensaciones a distancia. Es vivir en la absoluta esfera de la soledad humana, ya sin contacto real, posibilidad a la que nos puede llevar el uso abusivo de los medios virtuales.

Sin embargo, en la pantalla el resultado no es completamente satisfactorio, más allá de los efectos especiales y de la figura de “duro” que aporta Bruce Willis. Deja la sensación que se pudo haber hecho algo mejor con los elementos que se contaba.
Para pasar el rato sin ser muy exigente.
Eduardo Jiménez J.
lagartocine@yahoo.es


IDENTIDAD SUSTITUTA [Surrogates]
Dir.: Jonathan Mostow
Guión: Michael Ferris y John D. Brancato, basado en la novela gráfica de Robert Venditti y Brett Weldele
c/ Bruce Willis (Tom Greer), Radha Mitchell (Peters), Rosamund Pike (Maggie), Boris Kodjoe (Stone)
EEUU/2009/Thriller futurista**/Estrenos


martes, diciembre 15, 2009

SIEMPRE HAY TIEMPO PARA REIR


Tratar en una comedia el tema de la muerte no es fácil, se impone siempre lo solemne, lo tétrico, sobretodo en Occidente; sin embargo en Funny people (su título original), Judd Apatow se da maña para pasarlo en tono ligero, haciendo que la vida del comediante George Simmons sea también una gran comedia o un gran juego que no debe tomarse muy en serio. Para ello hecha mano abundante al recurso de los chistes sexuales y escatológicos, a lo cual ayuda mucho la dupla Sandler y Rogen que logran conformar un buen dúo. Naturalmente que mucho de la vida del cómico millonario Simmons y el entorno donde vive ha sido directamente calcado de la realidad del “star system” de Hollywood, actores que se sienten dioses que creen merecer todo lo que se les plazca, sean personas o cosas, en contraposición al modesto, cohibido y hasta tímido y con modales “antiguos” Ira (excelente la performance de Seth Rogen). La escena final de los dos ahora amigos conversando de igual a igual dice mucho de la “humanización” de la estrella de cine al borde de la muerte y también de la superación de la timidez del joven cómico.

Como defectos tenemos el uso reiterado y abusivo de los chistes sexuales y escatológicos y también el largo final con la ex novia que no aporta gran cosa a lo que estamos viendo, existiendo un estiramiento innecesario, y la cura repentina gracias a una droga poderosa del personaje principal justo a mitad de película, cuando faltaba mucho por desarrollar.

Pero a pesar de los defectos anotados, Funny people se deja ver, es mucho mejor que varias comedias chabacanas.
Eduardo Jiménez J.
lagartocine@yahoo.es


SIEMPRE HAY TIEMPO PARA REIR [Funny People]
Dir y guión: Judd Apatow
c/ Adam Sandler (George Simmons), Seth Rogen (Ira Wright), Leslie Mann (Laura), Eric Bana (Clarke)
EEUU/2009/Comedia***/Estrenos

martes, diciembre 08, 2009

LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ CUMPLE 70 AÑOS


El 15 de Diciembre de 1939 fue estrenada en Atlanta, Georgia, la película que haría estremecer a generaciones enteras. Considerada como un clásico de la cinematografía mundial, es una de esas películas que fascinan solo por el placer de verlas. Como otras cintas inspiradas en novelas “históricas”, la historia se sitúa en una época importante, trascendente, y los hechos históricos con mayúsculas afectarán las vidas privadas de los personajes. Como en el Doctor Zhivago fue la revolución rusa, en Lo que el viento se llevó es la guerra civil norteamericana la que marcará los pequeños dramas personales que se irán suscitando. Otra característica de estas superproducciones es el arco temporal que abarca, generalmente varios años, por lo que se les denomina “películas-río”, por la vastedad de acontecimientos y de personajes principales y secundarios.
En cuanto a la forma, pasa desapercibido hoy que se usó un procedimiento novedoso y caro para la época: el technicolor, cuando lo usual eran las películas en blanco y negro. Incluso para resaltar el recurso empleado, subrayan en los créditos el empleo de la para entonces “revolucionaria” técnica del “technicolor”.
Llama también la atención el tratamiento de la visión del sur (ángulo desde el cual se desarrolla la trama). Son caballeros con sólidos valores tradicionales, mientras que los del norte son vistos como tipos sin escrúpulos, ambiciosos, “chusma” como lo entendían nuestros abuelos. Ese mundo idílico se verá roto a raíz de la guerra y sólo los sin escrúpulos como el capitán Rhett Butler o la voluntariosa Scarlett O'Hara no solo sobrevirán sino que se enriquecerán con las nuevas reglas de juego que impone el norte luego de salir victorioso (el filme es escrupuloso en la reconstrucción histórica, como que efectivamente los capitalistas del norte compraron a precio regalado las propiedades de los antiguos aristócratas o fueron confiscadas por el pago de impuestos).

La película tiene cuatro partes claramente marcadas:
La primera describe el mundo bucólico y señorial del viejo sur, con caballeros soñadores, paternalistas y bien intencionados, siendo en propiedad el mundo de “lo que el viento se llevó”. Se desarrolla durante la fiesta en la plantación de Twelve Oaks y servirá también para conocer a los personajes de la historia. Quizás es la mejor parte.
La segunda describe propiamente la guerra civil, con el punto culminante del incendio de Atlanta. Es el fin de ese mundo.
La tercera es la reconstrucción del sur con “los nuevos ricos” y los empobrecidos aristócratas sureños. Solo los que se adaptan a las nuevas reglas impuestas por el vencedor, como Scarlett o Rhett Butler, sobrevivirán.
La cuarta y parte final describe a Scarlett y Rhett Butler en sus cómodas vidas y la posterior crisis matrimonial que ello acarrea. Es la parte más sobrecargada en tintes melodramáticos y la menos interesante.

Si bien fue un “filme de productor” dado que David O. Selznick estuvo detrás de todos los detalles, desde los más grandes hasta los más pequeños, de todas maneras se nota un desequilibrio en el conjunto en vista que la película tuvo varios directores. Solo Victor Fleming figura en los créditos, pero estuvieron tras las cámaras el extraordinario George Cukor, gran director de féminas, y Sam Wood, menos conocido que el anterior, lo que ocasiona esa percepción de falta de armonía entre las distintas partes (algunos sostienen que los directores llegaron a ser nada menos que cinco¡¡¡).
También era una época donde el director no era una pieza importante del engranaje de la producción fílmica, sino un asalariado más, frente al protagonismo rutilante de los actores, verdaderas “piezas clave” en el “star system” de ese entonces.

El conjunto del filme es recorrido de principio a fin por el amor no correspondido de Scarlett hacia el melancólico Ashley, quien se casará con su prima Melanie, y que va a servir de “disparador” no solo de la historia central de la protagonista, sino de varias historias secundarias. Ese amor imposible es lo que también permite no decaiga la atención en la trama, manteniendo en vilo al espectador por cerca de las cuatro horas de duración de la cinta.

Lo que el viento se llevó tuvo un reparto impresionante para la época y Vivien Leigh fue muy criticada por el papel protagónico (encarnar a una dama del antiguo sur norteamericano), dado que era inglesa por procedencia y educación, pero quedó demostrado que caracterizó tan bien a Scarlet que es impensable disociar su imagen del personaje. Su promesa ante Dios de no pasar hambre que cierra la primera parte del filme muestra “el punto de quiebre” del cambio de la protagonista, de la niña caprichosa y voluntariosa a la mujer práctica y resuelta. También la bella Scarlett se adelantó a su época, una época en que la mujer tenía un rol pasivo de madre y esposa (el rol que encarna Melanie), ella decide cambiar su destino y se convierte en la base de su familia, a la cual, utilizando todos los medios disponibles libra de la miseria, a fin que no terminen en el triste final de tantas familias del aristocrático sur caídas en la ruina luego de la guerra.

Por cierto, una imagen magistral es cuando Scarlet busca al médico en vista del inminente nacimiento del hijo de Melanie y la cámara va abriendo la toma para mostrarnos en toda su desolación la innumerable cantidad de heridos regados en la línea del tren, a la intemperie, rematando con una toma final de la bandera del sur deshecha, símbolo de ese sur confederado que saldrá derrotado de la conflagración y claro mensaje que toda guerra trae desgracias para los hombres. Bella y dolorosa imagen.
Ahora que cumple los 70 años de su estreno merece verse de nuevo este clásico que ha conmovido a distintas generaciones. Además en el dvd se ha recuperado la banda sonora original, no solo el tema ya legendario, sino la inclusión de las “cortinas musicales” al inicio, en el intermedio y al final, como en los viejos filmes.
Eduardo Jiménez J.
lagartocine@yahoo.es


LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ [Gone with the Wind]
Dir.: Victor Fleming, George Cukor, Sam Wood (uncredited)
Productor: David O. Selznick
Guión: Sidney Howard, basado en la novela de Margaret Mitchell
c/ Vivien Leigh (Scarlett O'Hara), Clark Gable (Rhett Butler), Leslie Howard (Ashley Wilkes), Olivia de Havilland (Melanie Hamilton)
EEUU/1939/Drama***/Dvd/Clásicos de ayer y hoy

martes, diciembre 01, 2009

EL MATRIMONIO DE LORNA


Los hermanos Dardenne nos traen esta vez el tema de la migración de los europeos “pobres” hacia la Europa próspera y cómo las mafias están detrás de este negocio. Con su habitual estilo documental, seco, directo, con privilegio de tomas al aire libre, casi sin música y actores poco conocidos, nos cuenta la historia de Lorna, migrante albanesa que ha sido “casada” con un drogadicto para contraer la nacionalidad y las vicisitudes que debe pasar. Poco a poco le irá tomando aprecio a su pareja, en un proceso interno que va de la indiferencia inicial al cariño o lástima hacia un drogadicto que quiere salir del infierno y no puede. Ya con la nacionalidad, ahora ella deberá casarse con un mafioso ruso, sin embargo se da cuenta que su vida peligra por lo que deberá huir, planteándosele un incierto futuro.
Magnífica película. Todo se encuentra contenido y a veces hasta sugerido.
Eduardo Jiménez J.
lagartocine
@yahoo.es


EL MATRIMONIO DE LORNA [Le silence de Lorna]
Dir y guión:Jean-Pierre y Luc Dardenne
c/ Arta Dobroshi (Lorna), Jérémie Renier (Claudy), Fabrizio Rongione (Fabio),
Alban Ukaj (Sokol)
Fra/2008/Drama****/Estrenos