miércoles, julio 18, 2012

HERENCIA DIABOLICA


Un predicador recibe la noticia de la trágica muerte de su padre, también predicador, por lo que debe regresar a su pueblo de origen enfrentándose a sus demonios y a su pasado.

Sobre esa línea argumental, el realizador Fredrik Hiller ha pretendido realizar una película de fantasmas, con un toque sicológico y planteando la eterna pregunta metafísica si realmente el infierno se encuentra en la tierra o en otro ignoto lugar (o sencillamente no existe).

Lo malo del planteamiento es que recurre incesantemente a los efectos de los espectros. Sin ton ni son aparecen a cada momento, por lo que el efecto deseado se diluye. Asimismo al darle un toque “religioso” como que enreda las cosas con un cuestionamiento confuso sobre el infierno, la fe y la vida en el más allá. Quizás si se hubiese circunscrito a un “horror sicológico” donde los fantasmas están apenas en la cabeza del personaje, quien debe luchar contra un pasado que mantuvo olvidado relacionado con los tocamientos indebidos de su padre cuando niño, el posterior suicidio de la madre y su cobijo en la Iglesia que le permitirá creer en algo, el resultado como que hubiese sido diferente.

Es cierto que en Herencia diabólica se nota una inspiración directa de Rito diabólico del coreano Chan-wook Park. En ambas películas el personaje principal es un sacerdote, ambos cuestionan su fe, se enfrentan a lo sobrenatural, pero también a las veleidades y carnalidades de la vida. Aunque Rito diabólico, a pesar de su exceso de metraje y barroquismo, es más lograda que Herencia diabólica, la que se queda en un planteamiento confuso y poco convincente.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es


HERENCIA DIABOLICA [Psalm 21]
Dir y Guión: Fredrik Hiller
c/ Jonas Malmsjö (Henrik Horneus), Per Ragnar (Gabriel Horneus)
Suecia/2009/Terror***/Estrenos

martes, julio 10, 2012

LA CONSPIRACIÓN


Robert Redford es más conocido en su faceta de actor. Películas muy taquilleras en su época como El golpe en los años setenta atestiguan de una carrera cimentada en el sistema hollywoodense. No obstante ello, consolidada su carrera como actor, Redford incursionó detrás de cámaras como director y productor de filmes, promoviendo el llamado cine independiente, aquel realizado fuera de las grandes productoras. Como realizador le interesan ciertos temas acordes con su posición ideológica “de izquierda”, muy cercana al Partido Demócrata.

La conspiración (El conspirador en la titulación local) concuerda con esta posición, narrando un hecho histórico poco conocido: el enjuiciamiento sumario por una corte militar de un grupo de sureños acusados de conspirar y coadyuvar al asesinato del presidente Abraham Lincoln.

Estamos en los días posteriores al fin de la guerra civil norteamericana, cuando el presidente Lincoln es asesinado en un teatro en Washington DC. Se produce una inmediata reacción del gobierno y en una redada son apresados distintos sureños muy vinculados al asesino John Wilkes Booth, que se hospedaban en la casa de una dama del sur, también apresada y juzgada. Se produce un simulacro de juicio, donde no importa demasiado saber si son culpables o inocentes, con aparentes formalidades, como el derecho a la defensa de los acusados, pero al final todos serán sentenciados a muerte, incluso violando las garantías constitucionales a las que tenían derecho.

Es evidente el paralelismo con la situación post 11-S en Norteamérica, donde también tenemos un grupo de acusados, recluidos en una prisión especial (Guantánamo) y sin acceder a los derechos de “un juicio justo”.

El planteamiento del filme es bastante didáctico: qué sucede en una situación especial, crítica para la seguridad de la nación, qué debe prevalecer en esos casos, el debido proceso de los acusados o la razón de estado. Evidentemente la película apuesta por lo primero: el debido proceso como parte esencial del estado de derecho, que ofrezca seguridades y garantías en paridad a todo acusado en lo que se denomina “un juicio justo”.

La toma de posición y el planteamiento es interesante, en vista que los efectos del 11-S se dejan sentir todavía en Norteamérica, con una prensa “autorregulada” por un sentido de patriotismo, la restricción de ciertos derechos fundamentales y el uso de tecnología sofisticada a fin de escudriñar la esfera de privacidad de las personas.

Por despertar dichos cuestionamientos, La conspiración merece verse.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es


LA CONSPIRACIÓN [The Conspirator]
Dir: Robert Redford
Guión: James D. Solomon
c/ James McAvoy (Frederick Aiken), Robin Wright (Mary Surratt), Kevin Kline (Edwin Stanton), Evan Rachel Wood (Anna Surratt)
EEUU/2010/Drama***/Estrenos