viernes, agosto 15, 2008

HANCOCK


Los super héroes han sufrido una mutación en los últimos 20 años. Desde el Batman sombrío de Frank Miller que sirvió de inspiración a Tim Burton para su héroe nocturno, pasando por la animación digital de Los increíbles que ponía en tela de juicio la importancia de los super héroes por una cuestión de costos y problemas legales hasta el más reciente hombre muerciélado de Christopher Nolan, tan visceral y violento como sus contrincantes.
Existe una revisión de los superhéroes, abandonando su imagen aséptica y respetuosa de valores tradicionales como justicia y derecho que tuvimos en los comics de nuestra infancia, a fin de hacerlos “más humanos”, con “fallas” como cualquier mortal. Quizás esa propuesta cínica y descarnada se debe al clima de escepticismo que se vive, no solo después del 11-S sino en la llamada “post modernidad”, donde entran en crisis los valores conocidos. En esa propuesta encaja Hancock, un super héroe alcohólico, conflictivo y que le ocasiona a la ciudad más problemas que soluciones, siendo poco apreciado por las autoridades y aquellos a quienes supuestamente debe salvar, hasta que se topa con un asesor de imagen que puede cambiar la forma en que lo ven.

Hasta allí la propuesta es interesante y pudo haber sido una tomadura de pelo en forma a los héroes de historieta si no hubiese sufrido la historia giros rocambolescos, como la relación sentimental de Hancock con la esposa de su asesor de imagen que no convence mucho, o la “rehabilitación” forzada del héroe. Allí la película naufraga, estando puesta al servicio de Will Smith, terminando como una película irregular, con más promesas que buenos resultados y de un final bastante convencional.
Eduardo Jiménez J.
lagartocine@yahoo.es

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