martes, marzo 05, 2013

Pablo Larraín es un joven realizador chileno. No es de ascendencia socialista o democristiana como se puede suponer, sino que procede de una rancia familia conservadora, con padre y madre bastante a la derecha del espectro político. No le ha valido generosos comentarios y un premio en Cannes el año pasado, y de allí su salto a la competición del Oscar en el rubro mejor película extranjera.




Situada en el contexto del plebiscito de 1988 a fin que el general Pinochet se quede o deje el poder, No desarrolla los entretelones de cómo fue la campaña publicitaria que llevó al triunfo la opción del No pese a la represión de la dictadura militar y la falta de libertades (en la película al gobierno de Pinochet se le muestra siempre o demasiado violento o demasiado cínico). Asistimos a la gesta de la campaña que le cambió de cara a la oposición que inicialmente quería convertir los pocos minutos de televisión cedidos por el gobierno en una suerte de denuncia de lo acaecido bajo la dictadura militar, alternativa segura para ser derrotada en las urnas. Es así que los creativos de la campaña (condensados en el personaje de ficción interpretado por Gael García) acuñan el eslogan La alegría ya viene, eje de toda la campaña del No chileno. Presenciamos lo que se conoce como marketing político.



Vemos las tensiones al interior del No, entre los duros que quieren usar la campaña para denunciar las violaciones a los derechos humanos del régimen y los blandos que tomando elementos de la publicidad comercial diseñan un esquema de propaganda digerible para la mayoría de los electores.



Pero nada de esta puesta en escena hubiese sido posible sin haber contado con un sólido guión, bien documentado y no mejor preparado. Al final, de repente, las personas van a recordar ese hecho histórico que abrió las puertas a la democracia en Chile no tanto por los hechos reales, sino por la ficción que cuenta la película, tan bien contada, que parece una verdad de las mentiras.



Mención aparte merece la polémica que la película causó en Chile, por un hecho similar al que sucedió entre nosotros después de Fujimori. En el país del sur suscitó toda una discusión sobre si el realizador no estaría ironizando y al final no hay nada de que alegrarse ni celebrar, debido a que si bien Pinochet dejó el poder, su constitución política y el modelo económico sobrevivió a él, siendo la victoria de la oposición bastante pírrica al ser, una vez en el gobierno, fieles continuadores del modelo y de la organización política plasmada bajo la dictadura, algo similar a lo sucedido entre nosotros después del año 2000.

Eduardo Jiménez J.

ejjlaw@yahoo.es


NO


Dir: Pablo Larraín

Guión: Pedro Peirano, basado en el monólogo de Antonio Skármeta “El plebiscito”

c/ Gael García Bernal (René Saavedra), Alfredo Castro (Lucho Guzmán), Antonia Zegers (Verónica Carvajal), Luis Gnecco (José Tomás Urrutia)

Chile/2012/Drama histórico***/Estrenos




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