viernes, marzo 02, 2007


CLÁSICOS DE AYER Y HOY

LOS IMPERDONABLES [Unforgiven]
Dir.: Clint Eastwood
Guión: David Webb Peoples
c/ Clint Eastwood (Bill Munny), Gene Hackman (Little Bill Daggett), Morgan Freeman (Ned Logan), Richard Harris (English Bob)
EEUU/1992/Western++++/DVD

Bella elegía del fin de una época, de un hombre y de cómo van naciendo las leyendas.

Resalta en la película el grupo de prostitutas que, como un coro de tragedia griega, pide venganza por la afrenta infligida a una de las chicas (acuchillada en la cara por un vaquero). A la venganza –que coralmente es pedida y que es el disparador de la historia que viene después- se contrapone lo crematístico, como un elemento prosaico, propio de estos tiempos; representado en el cantinero que exhibe un contrato que tiene con la chica agraviada y que reclama por su “inversión de capital”, pidiendo una reparación (indemnización por los daños y perjuicios), debido a que la prostituta tasajeada en el rostro por el vaquero no tendrá el atractivo necesario para captar más clientes, ocasionándole a él un perjuicio económico (el cantinero exhibe como medio probatorio el contrato que tiene con la prostituta).
Por tal razón, el sheriff decide cambiar el castigo físico (latigazos que hubieran calmado la sed de venganza de las chicas) por una indemnización que es “tasada” en la entrega de un determinado número de caballos al cantinero en lugar y fecha convenidos (un acuerdo resarcitorio), lo cual causa la natural ira de las prostitutas al no recibir castigo el vaquero agraviador (recordemos que en la escala social estaban bastante abajo, quizás más abajo que ellas solo los negros y los indios, por eso el sheriff no toma en cuenta la afrenta infligida a la chica agraviada), recurriendo por tanto a pistoleros profesionales para saciar su sed de venganza y el respeto a las cuales se sienten, con justicia, merecedoras.

Esos elementos son el “detonante” de la historia y que la “jalará” hasta la resolución final (en el medio está el excepcional English Bob, un pistolero que va contando sus historias –ya bastante cambiadas- a un escritor, dando origen a las leyendas del viejo oeste) la misma que no se libra de ese aire de tragedia griega, cuando Bill Munny profiere, en medio de una torrencial lluvia a la medianoche (lluvia muy similar a cómo se inicia el drama), la advertencia al pueblo en general -esta vez un coro anónimo- que nadie se meta con las prostitutas de ahora en adelante (Obligación de no hacer), baja pena de muerte, elevándolas a estas de su condición de simples dadoras de placer a la de mujeres que merecen respeto, así como que se de cristiana sepultura a su compañero caído, Ned Logan (Obligación de hacer), que por añadidura es negro, convirtiéndose el propio Bill es un ángel vengador y juez al mismo tiempo, disolviéndose luego en el anonimato tras la advertencia pública proferida, así como los héroes de la antigüedad desaparecían en la muerte o subían al Olimpo de los dioses. El arrepentimiento que el propio Bill siente por su pasado (un pasado cuyas acciones quiere expiar por medio de la redención “vengando” la afrenta a la prostituta tasajeada) y el recuerdo de un ser querido ya muerto, es parte de esa carga trágica que tenían los héroes. Esos elementos propios de la tragedia griega son insertados inteligentemente en un filme como Los imperdonables, típico del género western, elevándolo a la condición de clásico.
lagartocine@yahoo.es

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