lunes, marzo 19, 2007



DREAMGIRLS /
EL REY DE LOS HUEVONES




DREAMGIRLS
Dir. y guión: Bill Condon
c/ Jamie Foxx (Curtis), Beyoncé Knowles (Deena), Eddie Murphy (Jimmy “Thunder” Early), Jennifer Hudson (Effie), Danny Glover (Marty)
EEUU/2006/Musical+++

Diana Ross y The Supremes en visión edulcorada

Realizar una biopic musical de un grupo musical famosísimo en su momento como fue Diana Ross y The Supremes (apenas disfrazado bajo otros nombres) es riesgoso, debido a que se puede caer en la visión complaciente y dulce. Es lo que le sucede a la película de Bill Condon, el afamado director y/o guionista de éxitos como Chicago, Kinsey y Dioses y monstruos.

Dreamgirls es un musical convencional que trata el ascenso y fin de la carrera del popular trío que marcó época entre los años sesenta y setenta (tenemos entendido que se basa en la obra teatral homónima de Tom Eyen). Se ha omitido las asperezas propias de una carrera difícil y las luchas a muerte que se produjeron al interior del grupo (como pasó en la vida real con The Supremes), en ese negocio tan duro e implacable como es el negocio disquero, donde todo vale para ser el número uno.

No es que necesariamente un musical que trate de un grupo famoso deba ser fiel a la historia original. Total, estamos ante una ficción; pero, siendo tan intensa y apasionante la historia real, todo eso le hubiera dado más “sabor” al filme, que la versión light pulcramente ha omitido.

La película tiene interés cuando recrea la atmósfera de los años sesenta y la lucha por los derechos civiles de los negros. Esa época, cuando todavía estaba prohibido a un músico negro tocar en ambientes de blancos o se ponían “filtros” en la radio a la música hecha por gente “de color” está bien contextualizado, alternando números musicales con la acción propiamente, permitiéndose el director algunas “audacias” como cuando los personajes en momentos dramáticos recitan sus parlamentos cantando, pero no va más allá. En poca más de dos horas nos va contando la historia en clave edulcorada de la estrella de la música disco Diana Ross y el grupo The Supremes: su origen humilde, el ascenso, la consagración, las rencillas internas, la expulsión de la voz principal del grupo primigenio (según dice la leyenda “serruchada de piso” de la Ross, debido a que le hacía “sombra” al cantar mejor que ella), la ambición del manager del grupo, un tipo inescrupuloso –interpretado excelentemente por Jamie Foxx-, sobre quien recae “toda la culpa” de lo que pasa, y por supuesto, la reconciliación final con la chica injustamente separada. Happy end y cortina musical. No hay más (según la historia real, el final no fue tan bello, ya que la chica a la que marginaron, Florence Ballard en la vida real, tenía una voz hermosa y muy potente, pero era inestable emocionalmente y cayó en una fuerte depresión, suicidándose en 1976, pero eso la película ha preferido omitirlo).

Aparte de los musicales, que son sus mejores momentos, hay que rescatar de Dreamgirls las actuaciones. Eddie Murphy cumple en su papel como el gran cantante de soul Jimmy “Thunder” Early. No exagera en su rol y hasta parece que ha gozado interpretándolo (ha prestado su voz a las canciones). “Encaja” como anillo al dedo en su personaje. Fue una grata sorpresa. Jamie Foxx como siempre mimetizándose en su personaje, esta vez interpretando magníficamente al productor sin escrúpulos (el “malo” de la película) que hace todo lo posible para que el grupo esté en el top ten. Hasta para caer antipático es magistral Foxx. Beyoncé Knowles cumple correctamente en su papel y punto. Pero, quien se “roba” la película, tratándose de un musical, es Jennifer Hudson. Voz y temperamento potente, sensibilidad a flor de piel, a punto de explosionar en cualquier momento, como un volcán. Película pensada para llevarse varios Óscar (que no lo logró), sólo por Jennifer Hudson merece verse Dreamgirls.
lagartocine@yahoo.es



EL REY DE LOS HUEVONES
Dir: Boris Quercia
Guión: Diego Izquierdo
c/ Boris Quercia (Anselmo), Rhandy Piñango (Mario), Angie Jibaja (Eva), Tamara Acosta (Sandra), Diego Hurtado (Adrián)
Chile/2006/Comedia++

La comedia es un género bastante difícil. Se puede caer en los excesos en cualquier momento, seguir una ruta convencional apegada a un guión o pecar de pacata.

El rey de los huevones tiene los últimos dos defectos. Un taxista (Anselmo) es conocido como el rey de los huevones (la voz huevón tiene la misma acepción que en Perú en sentido de ingenuo, tonto, cándido, pero a diferencia nuestra, allá es usada en todo momento y en todo lugar) desde que devolvió un maletín lleno de dinero dejada por olvido en su taxi. Por su naturaleza bonachona e ingenua se aprovechan sus amigos empezando por Mario, quiere en secreto a Sandra (la novia de Mario) y se le cruza en el camino una mujer “vamp” y totalmente “pendex” interpretada por nuestra connacional Angie Jibaja (aunque algunos sostienen que solo se interpreta a sí misma) que le “encarga” cuidar a su menor hijo (Adrián) mientras ella realiza sus fechorías. Los personajes deliberadamente son clichés o estereotipos.

Esos elementos pudieron potenciarse y dar para más (por ejemplo con personajes clichés y trama melodramática nuestro compatriota Álvaro Velarde hizo una deliciosa comedia El destino no tiene favoritos). Acá, todo queda en el camino, en buenas intenciones de lo que pudo ser una comedia de la vida sin escrúpulos y sin valores en el mundo actual. Boris Quercia se defiende bien en su papel como “el huevón” así como los demás protagónicos, sin embargo la película no despega. Los villanos –también estereotipados cómicamente- aparecen sin razón y así como aparecen súbitamente, también desaparecen (hay una escena de la víctima en la maletera de un auto que es un tributo “en clave cómica” –aunque no muy lograda- a la escena inicial de Buenos muchachos de Scorsese).

No es por chovinismo –difícilmente este Lagarto cree en las patrioterías de opereta-, pero si le hubieran dado más protagonismo al papel de Angie Jibaja como la “mala”, la película habría tenido más interés (y de paso con algunos desnuditos más de nuestro “producto nacional”), habría sido más llamativa; aunque el final de Anselmo (luego de una elipsis) nos da cuenta que deja de ser “el rey de los huevones” y que ese título se lo trasfiere a su mejor amigo, Mario. Signo que el “billete” lo compra todo. Hasta la mujer de su amigo. Final cínico a la manera de las viejas comedias de Wilder, aunque no tan logrado y que sobretodo le faltó el “relleno” necesario en la hora cuarenta minutos previa.
lagartocine@yahoo.es

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