viernes, marzo 02, 2012

EL ARTISTA


¿Porqué una película como El artista puede encandilar a millones de personas e incluso ganar numerosos premios incluyendo el Oscar del presente año, y otra infinitamente superior y compleja como Hugo apenas llevarse unos premios secundarios, si las dos tratan del cine?

Creo que “el encanto” de El artista está en el tratamiento en una época saturada por el sonido y el color, amen del 3D. Una “película muda” y en blanco y negro por añadidura, iba a llamar la atención. Y, para colmo, su tema sea “el cine dentro del cine”. Con el marketing adecuado no había pierde.

Ya en el 2011 se escuchaba de la conmoción que causaba en Europa una película francesa, con actores franceses en los protagónicos y que pudo competir en el Oscar como mejor película (y no como “película extranjera”) gracias a que los intertítulos son en inglés y trata de una época crucial para el desarrollo del cine en Norteamérica: el advenimiento del sonoro que dejará sin trabajo a muchos actores de la época silente como el protagonista, con un apellido que alude muy estrechamente al prototipo de galán de aquellos años, el mítico Rodolfo Valentino.

Pero el hecho ya había sido tratado en otra película hace exactamente sesenta años, Cantando bajo la lluvia (1952), musical que cuenta esas vicisitudes del tránsito de lo mudo al sonoro.

Tampoco El artista es novedosa en la idea de hacer una película muda en plena era del sonido. Mel Brooks lo intentó en 1976 con una comedia titulada precisamente Silent movie, bastante olvidada en los últimos años hasta por “la crítica especializada”. Comedia con hartos gags y sus infaltables compinches Marty Feldman y Dom DeLuise, que también era una historia del “cine dentro del cine”. Genial ocurrencia de Brooks. (Y me dicen que en 1999 Aki Kaurismaki hizo también una película muda, un drama pasional en blanco y negro titulado Juha, el cual no tuvo tanta trascendencia como El artista).

Pero todos esos antecedentes no explican el éxito de una cinta bastante sencilla y con un tema harto manoseado.

Creo que allí está la respuesta. El artista gusta por su sencillez en la trama, porque hay melodrama, comedia y música, y al final “ganan los buenos”. “Final feliz” como gusta a la gente. Son esos temas eternos del amor, la felicidad y la fortuna vueltos a contar una y otra vez. Hasta el expresivo perrito cumple su cometido (y de verdad que merecía un Oscar). En cambio, Hugo es más compleja, con más significantes que la epidérmica El artista. Hugo trae consigo una “arte poética” que la otra carece. Con cada visión de Hugo uno rescata más significantes; en cambio en El artista no sucede eso. Son sus grandes logros, pero también sus grandes límites.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es


EL ARTISTA [The Artist]
Dir. y guión: Michel Hazanavicius
c/ Jean Dujardin (George Valentin), Bérénice Bejo (Peppy Miller), John Goodman (Al Zimmer), James Cromwell (Clifton), Penelope Ann Miller (Doris)
Fra/2011/Comedia, melodrama***/Estrenos

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