martes, agosto 31, 2010

CONTRACORRIENTE


Contracorriente le da un giro a la típica triangulación amorosa, solo que el marido (Miguel) engaña a su esposa (Mariela) no con una mujer sino con otro hombre (Santiago), pintor que ha recalado en una aldea de pescadores del norte de Perú.
Ese ambiente social y moral tradicional sirve de contrapunto a la relación “prohibida” de Miguel con Santiago, relación que debe ser ejercida en la penumbra de los peñascos o los recovecos de la playa. Pero Contracorriente (el título alude no solo a la causa de la muerte de Santiago, sino al vivir en forma distinta al de la mayoría) no se queda en la mera historia de amor, se puede tomar también como una maduración de Miguel, la odisea que sufrirá el personaje a fin de aceptarse como es: primero los encuentros furtivos negándose a reconocer su condición homosexual, luego la aparición del “fantasma” de Santiago (que solo lo ve Miguel) cuando aquel fallece ahogado, viviendo con más comodidad la relación dado que ya nadie se puede enterar y, en un tercer momento, el reconocimiento abierto de esa relación ante la comunidad cuando “ofrece” el cuerpo del amado al mar, acto heroico de Miguel que le cuesta su estabilidad familiar, y el consiguiente duelo ante la muerte del ser querido y el vivir en paz aceptándose como es tanto ante si como ante los demás. Es “el salir del closet”. Todo narrado en un tono sensible pero sin caer en la sensiblería, sino con bastante naturalidad y haciendo del paisaje un componente esencial de la obra.
Filme de “lección moral” o de educación sentimental, pero sin caer en el énfasis machacón de querer “demostrar” una tesis, dejando más bien que el espectador obtenga sus propias conclusiones.
Notable ópera prima de Javier Fuentes-León con merecidos premios cosechados.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

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