jueves, agosto 12, 2010

ARMANDO ROBLES GODOY, IN MEMORIAM

Reconozco que su faceta como cineasta fue lo que menos me interesó. A pesar que siempre era presentado como “el cineasta Armando Robles Godoy”, fue solo una arista más de su rica y compleja personalidad formada dentro de un humanismo más amplio que el celuloide.

Creo que ni él mismo se creía lo de cineasta como una forma de encasillarlo, a pesar que fue un pionero que hizo cine cuando en el Perú era un acto heroico, mucho más difícil que ahora. Sin premios, sin estímulos, sin personal técnico capacitado o actores propiamente cinematográficos (los que hacían películas provenían del teatro), hacer cine era como abrir trocha en la selva virgen, labor que por cierto también realizó Armando de joven, cuando fue pionero en la siembra de café en la selva.

Pero más que su faceta de escritor o cineasta, lo que me fascinaba de él era su capacidad de conversador nato. Conversación inteligente, culta, amena y provocadora. Son de antología sus debates con Marco Aurelio Denegri o Mariano Querol, otras aves raris de nuestra cultura. Esa versatilidad para conversar con gracia y solvencia sobre distintos temas era una de sus peculiares características. Y lo que reflejaban esas conversaciones era a un intelectual libre, sin prejuicios y sin compromiso con el poder ni los poderosos. Pertenecía a esa especie en extinción de hombres en libertad a los que nada de lo humano les es ajeno.

Descansa en paz Armando.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

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