lunes, julio 16, 2007


EL PLANETA DE LOS SIMIOS


Cuando se realizó El planeta de los simios nunca se pensó la enorme repercusión que iba a tener, que a la larga produjo una secuela de cuatro películas más, una serie de dibujos animados y un remake de Tim Burton bastante inferior al original, a pesar de contar con sofisticados artilugios digitales, de lo que carecía la versión de 1968 que se debía contentar con trajes de látex y piedras de cartón.

Y, es que dentro de las distopías (la extinción de la civilización y posterior barbarie de la raza humana) tocaba un nervio muy sensitivo al ser humano, que por la tradición judeo cristiana se sentía el amo y señor del universo. Planteaba que el hombre podía regresar a etapas animalescas, perder todo vestigio de civilización y cultura, y ocupar su lugar una raza de simios que en evolución posterior consiguen hablar y crear un ambiente civilizatorio y urbano muy similar al que tuvo el hombre en otras épocas. Dejaba de lado la aparente invulnerabilidad y superioridad del hombre –de la cual siempre se ha sentido muy orgulloso- y planteaba la posibilidad de ocupar su lugar otros animales considerados en la “escala inferior”. Ese planteamiento remezaba la superioridad del ser humano sobre las demás especies, debido a que ya no eran alienígenas de otro planeta los que dominaban al hombre -que por añadidura poseían una tecnología más avanzada por lo que se comprendía la dominación-, sino animales que evolucionaban al dejar el hombre el vacío de su “superioridad” debido a la autodestrucción infligida en una guerra nuclear (era la época de la guerra fría entre los Estados Unidos y la Unión Soviética).

El final de la película era de un pesimismo bastante brutal. Taylor, el astronauta sobreviviente, escéptico sobre la raza humana (Charlton Heston le confiere una dimensión shakespeariana a su personaje, uno de los más memorables de su dilatada carrera actoral) se da cuenta –y por extensión los espectadores- que “el planeta de los simios” que él supone un planeta en otra galaxia, es la tierra misma, dos mil años después, destruida por el propio hombre en su afán de hegemonismo.

La segunda parte Regreso al planeta de los simios (Beneath the Planet of the Apes, 1970), confirmaba ese pesimismo, con la destrucción del planeta y el fin de todo vestigio de vida; aunque en la última parte de la saga, La batalla del planeta de los simios (Battle for the Planet of the Apes, 1973), ya al finalizar se insinuaba una leve esperanza de conviviencia y tolerancia entre simios y humanos, fruto de la era de paz y amor de la onda hippie de aquellos años. Sin embargo, ninguna de las secuelas alcanzó el nivel dramático de la primera parte, siendo más productos comerciales debido a la enorme aceptación que supuso la película inicial.
Vista ahora después de muchos años, gracias al DVD, El planeta de los simios conserva todo su vigencia y frescura inicial. Recuerdo que la primera vez que la visioné no pensaba que la humanidad estuviera tan desbocada como para autodestruirse y que al final el sentido común se iba a imponer. Era un joven soñador que creía que la evolución se producía a modo de una escalera ascensional y que no existían regresiones a etapas ya superadas. Ahora, treinta años después, con algunas canas de por medio, creo que el ser humano es capaz de todo, hasta de autodestruirse y regresionar a otros estadios. Al final Tanatos le está ganando la partida a Eros. En ese sentido, El planeta de los simios conserva toda su vigencia.
lagartocine@yahoo.es


EL PLANETA DE LOS SIMIOS [Planet of the apes]
Dir.: Franklin J. Schaffner
Guión: Micheal Wilson, basado en la novela de Pierre Boullec/ Charlton Heston (George Taylor), Roddy McDowall (Cornelio), Kim Hunter (Zira), Maurice Evans (Dr. Zaius), Linda Harrison (Nova)
EEUU/1968/Ciencia ficción+++/DVD


No hay comentarios.: