Woody Allen no requiere
presentaciones. Más o menos conocido por quien se considere cinéfilo, sus
películas han sido vistas con cierta regularidad, sea en cine o dvd; incluso
cada cierto tiempo, aquí y allá, se hacen retrospectivas de su obra. Otra
característica es ser un cineasta que realiza una película al año. Incluso
debió migrar a Europa para conseguir financiamiento y no detener los proyectos.
Hasta donde sabemos, Blue Jasmine es su primera obra de retorno o ambientada de
nuevo en los Estados Unidos, compartiendo escenarios entre el Nueva York de sus
fobias y obsesiones, y la ciudad de San Francisco.
El argumento es como sigue: Jasmine,
mujer de la alta sociedad neoyorquina, ha quedado en la absoluta pobreza, luego
que el FBI –gracias a una delación de la propia Jasmine- arrestara a su esposo
Hal por fraude y evasión de impuestos, siendo confiscados todos sus bienes. Su
esposo opta por el suicidio en la cárcel, su hijastro decide cambiar de
identidad frente a la vergüenza familiar y Jasmine –que ya ha sufrido
tratamiento siquiátrico por la depresión y shock que le causó el escándalo y
pasar vertiginosamente de rica a pobre- no tiene otra opción que aceptar la
hospitalidad de su hermana por adopción e irse a vivir con ella a San
Francisco. El desarrollo temporal de la cinta alterna el tiempo presente, con
los avatares, estrecheces y sinsabores de la protagonista, y un pasado
glamoroso y libre de preocupaciones financieras.
Estamos ante la historia de
sobrevivencia de la protagonista que constantemente recuerda mejores tiempos y
debe aceptar por necesidad refugiarse en la hospitalidad precaria de la hermana
-a quien prefería no tratar cuando se encontraba en mejor posición económica-,
alternar con los amigos y novio de esta, pertenecientes a la clase obrera, y
sufrir el acoso del dentista donde trabaja. La situación va a cambiar cuando
conozca a un joven político ambicioso (Dwight) que ve en ella la esposa ideal
para su carrera, pasaporte de Jasmine hacia el regreso a su anterior vida.
Pero el destino, como siempre, se
encarga de hacer malas jugadas, y los hechos cambian cuando su pretendiente
descubra su pasado –ocultado por ella sigilosamente-, incluyendo la
defraudación financiera de su difunto esposo. De allí Jasmine recorrerá un
camino a la locura o a negar la realidad existente.
Esta comedia dramática tiene un lado
desencantado de la condición humana: nos usamos unos a otros de acuerdo a
nuestros intereses. No solo de Jasmine y su novio; también la hermana, Ginger,
decide abandonar a su novio, Chili el mecánico, cuando cree encontrar un mejor
prospecto en un ingeniero de sonido. No existe amor o lealtad hacia las
personas, sino un valor de uso de acuerdo a nuestros intereses y necesidades.
De allí que “el juego” termina o negando la realidad como en el caso de
Jasmine, encerrándose en la locura; o volviendo resignada a su situación
anterior como en el caso de Ginger. Pero nada de ello sería creíble sino fuese
por la extraordinaria actuación de Cate Blanchett (así como los secundarios)
quien da vida a la protagonista principal, descendiente directa de Blanche, el
mítico personaje de Un tranvía llamado deseo, cuyo argumento tiene puntos de
contacto con el presente filme.
Filme amargo y pesimista, y quizás una
de las mejores películas de Woody Allen desde Match Point.
Eduardo
Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
BLUE
JASMINE
Dir y guión: Woody Allen
c/ Cate Blanchett (Jasmine), Alec Baldwin
(Hal), Sally Hawkins (Ginger), Andrew Dice Clay (Augie),
Bobby Cannavale (Chili), Peter Sarsgaard (Dwight)
EEUU/2013/Comedia dramática****/Estrenos
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