En 1976 un joven Brian de Palma llevó
al cine Carrie, teniendo en el protagónico a la también por entonces joven
Sissy Spacek, filme que se convertiría en obra de culto para los fanáticos del
terror y que haría famoso al por entonces más o menos desconocido realizador.
La puesta en escena se basaba en una
novela de Stephen King sobre joven con facultades telequinéticas (mover objetos
con la mente), tímida y con una fuerte represión sexual ocasionada por madre
fanática por la religión. Precisamente la película se iniciaba con las burlas
de las compañeras de clase de Carrie, ante el desconocimiento de esta en su
primera menstruación. Lo interesante es que Brian de Palma manejaba muy bien el
suspenso, gracias a la evidente vampirización que hacía de las técnicas de
Alfred Hitchcock en la primera etapa de su desarrollo artístico (quizás su mejor
etapa). Es más, la película tenía un evidente aire a Psicosis, del cual es
tributario y rendía de Palma más de un homenaje a su maestro.
Lamentablemente esta segunda
adaptación de la novela de King deja mucho que desear, a pesar de la evidente
cantidad de recursos con los que ha contado y a la facilidad que permite la
digitalización de trucos en las escenas de movimiento de objetos. Pero no todo
en el cine es técnica, cuenta mucho el arte, las actuaciones y la puesta en
escena. En ese sentido esta versión es bastante pobre y poco convincente. Nos
quedamos con la Carrie
primigenia que, casi cuarenta años después y a pesar de los recursos modestos
de producción con que se hizo, conserva toda su frescura.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
CARRIE
Dir.: Kimberly Peirce
Guión: Lawrence D. Cohen, Roberto
Aguirre-Sacasa, basado en la novela de Stephen King
c/ Julianne Moore (Margaret White), Chloë Grace Moretz (Carrie White),
Gabriella Wilde (Sue Snell)
EEUU/2013/Terror**/Estrenos
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