lunes, junio 23, 2008

ELIZABETH: LA EDAD DE ORO


Se esperaba con interés la continuación de la historia de la reina Isabel I de Inglaterra. La primera entrega trataba sobre la lucha por el poder y la necesidad de consolidarse como reina que requiere la joven Elizabeth, en el marco de las luchas intestinas y las guerras religiosas. La joven reina aprende a gobernar resolviendo las crisis financieras o políticas que se le presentan, dando una explicación el filme de la necesidad política que tiene la reina de presentarse sin príncipe consorte (no contrae matrimonio pese al consejo de sus asesores) y como imagen icónica de un pueblo (“la reina madre”). Elizabeth se cimenta en el poder, no sin antes deshacerse de sus enemigos, y logra ser reconocida como reina de Inglaterra, aprendiendo también lecciones básicas del arte de gobierno como no confiar ni en los mejores amigos o amantes. En ese sentido es maquiavélica ciento por ciento.

La segunda entrega –en una suerte de díptico- como el título hace alusión trata sobre el período denominado isabelino, con una reina ya hábil en el despliegue de estrategias políticas y en sortear los escollos que se le presenten, principalmente el de las ambiciones de dominio de la España imperial de ese entonces, obsesionada con acabar con los protestantes. Es precisamente en ese contexto de la contrarreforma y la invasión a Inglaterra con la denominada “armada invencible” que la película se desarrolla, teniendo como ejes argumentales de soporte las intrigas –y posterior ejecución por traición- de su prima católica María Estuardo y el ascenso a caballero del pirata inglés Walter Raleigh, con quien tiene un romance al paso (“un choque y fuga” como se dice ahora).

El problema estriba en el excesivo maniqueísmo como son presentados los soberanos españoles y la propia España de la contrarreforma, viviendo en el atraso y el oscurantismo religioso, mientras la Inglaterra protestante vive en libertad y teniendo el progreso como norte. Si bien en términos históricos es cierto (capitalismo naciente y pujante vs feudalismo moribundo y atrasado), la visión bastante esquemática de “buenos y malos” empobrece el filme. Otro aspecto es el relacionado con la imagen hagiográfica que se tiene de la reina. El entusiasmo y admiración por el personaje desbordó al cineasta en contraposición a la imagen villana de Felipe II. No es casual por ello que Isabel se nos presenta casi casi como una santa laica.

Shekhar Kapur parece que quiere convertirse en el Kipling del cine y en cantar a la Inglaterra imperial (su anterior largo Las cuatro plumas, 2002, lo confirma), en una visión ideológica colonial justificatoria de toda injerencia imperial extramares.

Por otro lado, Cate Blanchett está excelente en su papel, en una de las más recordadas interpretaciones de la reina de Inglaterra, junto a la que realizó Bette Davis (en una performance totalmente distinta) en La vida privada de Elizabeth y Essex.
Eduardo Jiménez J.
lagartocine@yahoo.es


ELIZABETH: LA EDAD DE ORO [Elizabeth: The Golden Age]
Dir: Shekhar Kapur
Guión: William Nicholson y Michael Hirst
c/ Cate Blanchett (Elizabeth I de Inglaterra), Geoffrey Rush (sir Francis Walsingham), Clive Owen (sir Walter Raleigh), Abbie Cornish (Bess Throckmorton), Samantha Morton (María Estuardo), Jordi Mollà (Felipe II), Rhys Ifans (Robert Reston)
UK,Fra/2007/Biopic, drama histórico***/Dvd/Las que nunca se estrenaron

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