lunes, febrero 11, 2008

AMERICAN GANGSTER


Las películas de gansters son populares porqué describen una zona del mal de la cual nos sentimos atraídos. Ver cómo un hombre común y corriente asciende a la cúspide del éxito (de una organización criminal en este caso) gracias a sus cualidades (habilidad, coraje, riesgo, etc.). Es el lado oscuro y sórdido “del sueño americano”, las oportunidades para todos aquellos que, estando fuera del sistema legal y muchas veces no amparados por este, se valen de sus propios méritos, incluyendo los delictuales para alcanzar el “éxito” entendido como poder, dinero y riquezas, o -como decía don Vito Corleone poéticamente- para ser “respetado”. Por supuesto, dentro de los filmes contemporáneos de gansters, el ejemplo por antonomasia y de aliento a tragedia griega es “El padrino”, más en sus dos primeras partes.

Precisamente el personaje de Frank Lucas tiene algo del Vito Corleone en el culto a ciertos valores tradicionales del modo de vida americano: la familia como eje fundamental de la vida, el ser leal y honrado en los negocios (cumple su palabra con sus proveedores y la droga que vende es de excelente calidad a diferencia de sus competidores), el tratar y pagar bien a sus subordinados, etc. Y también coincide en que el personaje no es un malo odiado pese al negocio a que se dedica (a diferencia del Tony Montana que encarnó Al Pacino en Scarface – Brian de Palma, 1983-). Los “malos” más bien vienen a ser los policías corruptos, vendidos al narcotráfico y partícipes del negocio mismo.

Pero también tiene algo de otra película de los setenta, “Sérpico” (Sidney Lumet, 1973), en el lado del policía honrado que no se ha “contaminado” del negocio de la droga y que deberá delatar a sus colegas corruptos. Añádanle a eso un toque de “Los intocables”, en el sentido que el detective Richie Roberts debe dirigir un grupo de elite policial en paralelo al cuerpo corrupto de donde proceden, que como Eliot Ness debe recopilar pruebas para incriminar a su presa; y, un toque de “Contacto en Francia” (William Friedkin, 1971), en los vericuetos de la droga en el Nueva York de los setenta y esa afiebrada y alocada vida de opulencia que produce entre los “dealers”, millonarios de la noche a la mañana.

Sin embargo, American Gangster no es una mera copia de las películas citadas (y de otras más) sino que cobra independencia gracias a la solvencia narrativa de Ridley Scott. Scott está en su elemento cuando se trata de sacar adelante un thriller de acción (“La caída del halcón negro” es uno de sus mejores trabajos en los últimos años) y elude la grandilocuencia del “gran espectáculo” como le sucedió en “Gladiador”. Como toda historia de gangsters que se precie, debe contar el ascenso y caída del personaje central, así que utilizando una estructura de historias paralelas de perseguidor y perseguido que se tocarán solo en la resolución final, vamos conociendo a ambos personajes: uno se convierte en millonario gracias a la droga, se compra trajes caros –pero no ostentosos como sus colegas-, se casa con miss Puerto Rico, saca a su familia de la pobreza y la muda a una mansión; el otro –sirviendo como contrapunto- apenas la va pasando con su sueldo de policía, es odiado por sus colegas por ser honesto –rechazó un millón de dólares-, pierde a su esposa y a su hijo y solo le queda el consuelo de las relaciones esporádicas. Esa “historia personal” de ambos personajes es lo que hace interesante y estimulante la película y la va “jalando” a la resolución, bastante previsible al tratarse de una “true history”, por lo que más importante es el cómo se cuente que lo contado. (El filme tiene una mecánica o lógica interna que hace predecible lo que vendrá después, donde tenemos hasta un “conflicto de marca” entre las propias organizaciones criminales, cuando la competencia se apropia del nombre “Blue magic” con el cual comercializa la droga Frank Lucas).

Si bien American Gangster no es el mejor trabajo de Scott (sus trabajos de juventud siguen siendo los mejores: Los duelistas, Alien y sobretodo Blade runner), deja satisfecho a quien asista a las más de dos horas y media de proyección, no cansando en absoluto el metraje, gracias a la trama, al ritmo que le impone el realizador, y a las sólidas actuaciones de Russell Crowe y Denzel Washington (el primero convertido en “actor fetiche” de Ridley Scott), compenetrándose ambos en la complejidad de sus papeles (la complejidad de ambos personajes tiene lados esquizofrénicos al dividir su vida laboral y su vida privada en dos mitades distintas: uno es un eficiente y honrado policía, mientras en su vida familiar naufraga; el otro es un frío traficante de drogas y un amoroso hijo y esposo). Por cierto, discrepamos de quienes sostienen que se ha idealizado mucho al personaje de Crowe, lo cierto es que el argumento imponía contrastes absolutos entre ambos, sino se caía en una ambigüedad que no era el caso para un filme de acción.
Eduardo Jiménez J.
lagartocine@yahoo.es
AMERICAN GANGSTER
Dir: Ridley Scott
Guión: Steven Zaillian
c/ Russell Crowe (Richie Roberts), Denzel Washington (Frank Lucas), Chiwetel Ejiofor (Huey Lucas), Cuba Gooding Jr. (Nicky Barnes)
EEUU/2007/Policial***/Estrenos

No hay comentarios.: