lunes, octubre 15, 2007

TOM JONES


Tom Jones ha sabido captar el espíritu de la obra. Ligera como la historia que cuenta, en el tono de la picaresca, nos va contando la historia del joven y arrogante Tom, interpretado por un también joven Albert Finney en el papel protagónico. Desinhibida, suelta, libre, hasta un poco salvaje como el espíritu del personaje central, es uno de esos pocos casos en que una buena novela es llevada bien al cine.

La picaresca tiene la ventaja de describir el mundo tal como es: con sus vicios, maldades e injusticias, pero en vez de elaborar una tragedia con esos elementos, les da un tono ligero. Así presenciamos el ahorcamiento de una persona por solo robar un pan por hambre, o caer él y su familia en la vergüenza pública al nacer un hijo extramatrimonial en su seno, hijo que no tendrá absolutamente ningún derecho por su nacimiento espurio; sirvientes que tenían los terratenientes para “todo servicio”, incluyendo el sexual. Todo eso nos describe el filme con ese tono desenfadado, cínico y risueño. La picaresca tiene un héroe –o mejor dicho un antihéroe- que va recorriendo el mundo y pasando así por las distintas clases sociales, con sus defectos y virtudes encarnados en los personajes centrales. Solo los buenos no están a un lado, ni los malos al otro. Tom Jones es vital, generoso, instintivo, se comporta como un animal salvaje, todo lo contrario a su medio hermano Blifil: astuto, racional, frío e hipócrita, apegado a las convenciones sociales a fin de obtener ventajas para si. Y en todas las clases y personajes que descubre Tom por el mundo encontrará la fiel aplicación del adagio “tanto tienes, tanto vales”. No importa ser feo, bajo y contrahecho, con de tener dinero. De allí que cuando se descubre que Tom es sobrino de Lord Alworthy se “legaliza” su situación jurídica al pasar de bastardo a heredero de una cuantiosa fortuna, abriéndosele las puertas de la “sociedad” inglesa y autorizándolo para poder casarse con su amada, algo imposible cuando su estatus era de hijo ilegítimo.

Por cierto, la película rinde tributo al cine mudo, como en la introducción, donde, por medio de carteles se da cuenta de la acción que vemos. Gana en agilidad y le da un toque especial. También hay escenas donde no existen los parlamentos –usando Richardson adecuadamente el lenguaje cinematográfico-, como las del enamoramiento de Tom y Sophie, o la de la seducción por la mirada –preludio del amor- entre Tom y la Sra. Waters.
Eduardo Jiménez J.
lagartocine@yahoo.es
TOM JONES
Dir: Tony Richardson
Guión: John Osborne, basado en la novela de Henry Fielding
c/ Albert Finney (Tom Jones), Susannah York (Sophie Western)
UK/1963/Comedia/Clásicos de ayer y hoy

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