jueves, octubre 04, 2007

BATMAN

A veces es preferible no volver a ver las películas que uno visionó de niño. El embeselamiento, el candor, la fascinación con la que se seguía nos hacía parecer que estábamos ante la más grandiosa película jamás filmada.
Vista con los ojos de la madurez, con el sentido crítico y lejos ya de la inocencia infantil de aquellos años nos preguntamos cómo nos pudo parecer “grandioso” un filme con tantos fallos, tan débil argumento y personajes más de chiste y de serial. Es lo que me pasó con Batman, la película, aquella legendaria que evocaba la serie de los años 60. Recordar que la vi maravillado cuando fue su estreno y ahora, cuarenta años después, me resulta una decepción.

Así como es mejor no buscar a los amores de juventud luego de transcurridos muchos años; creo que es mejor no ver los filmes que de niño nos extasiaron, que tienen que ver con una época inocente de nuestra vida, sino corremos el riesgo de perder ese grato recuerdo, que como los amores de juventud, es mejor mantenerlo como está y no como sería años después. Los recuerdos son parte de la vida, así que mejor es preservarlos de cualquier “contagio” de la realidad.
Eduardo Jiménez J.
lagartocine@yahoo.es

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