martes, febrero 06, 2007


HIJOS DE LOS HOMBRES [Children of men]
Dir: Alfonso Cuarón.
Guión: Alfonso Cuarón, Timothy J. Sexton, David Arata, Mark Fergus y Hank Ostby; basado en la novela "Children of men" de P.D. James.
c/: Clive Owen (Theo), Julianne Moore (Julian), Michael Caine (Jasper), Chiwetel Ejiofor (Luke), Charlie Hunnam (Patric), Claire-Hope Ashitey (Kee)
UK-USA/2006/Drama futurista+++

Las distopías, a diferencia de las utopías, perfilan un futuro apocalíptico, de derrumbe de la civilización o de la raza humana. El modelo por excelencia es la novela 1984, del inglés George Orwell, que vaticinaba un futuro controlado por gobiernos autoritarios que controlan al milímetro a sus ciudadanos, con la ayuda de una sofisticada tecnología.

El cine está plagado de distopías, unas buenas, otras no tanto. El mexicano Alfonso Cuarón aporta una más que no carece de cierto interés.

Internacionalizado gracias a la realización de un episodio en la saga de Harry Potter (Harry Potter y el prisionero de Azkaban, 2004), quizás la mejor adaptación hasta el momento del popular aprendiz de mago, ya se notaba en dicha adaptación ese lado sombrío al que parece ser afecto Cuarón, lo que permitía que Harry sea más de carne y hueso, hurgando en sus miedos y en sus fantasmas, siendo vulnerable, y por tanto más verosímil.

Justamente en Hijos de los hombres ese lado sombrío se despliega en toda su magnitud, en un futuro no muy lejano (2027), donde prácticamente lo único que queda de la civilización está en Inglaterra, que contiene, con una disciplina brutal, la invasión de los “bárbaros”, de aquellos que no son como ellos. El trato a los inmigrantes es totalmente inhumano y con mayor razón si son negros y/o musulmanes.

La trama resulta interesante y existe un desenvolvimiento narrativo en ascenso, que no decae, lo que demuestra el buen oficio de Cuarón. También resaltan notablemente las actuaciones, empezando por la de Clive Owen, dando la justa medida a su personaje: el tipo descreído, que renegó de sus ideales de juventud y que vive cómodamente una vida burocrática, pero que frente a los hechos despertará lo que está adormecido en su corazón. A contrapelo, la bella Julianne Moore aporta el lado humano de compromiso con la causa, fiel a los ideales de juventud a pesar de los años y las decepciones (lástima que muere al inicio del filme); y Michael Caine, haciendo de un viejo hippie, irreverente e informal, que vive de y por la marihuana, “la yerba de los sesenta”, le da ese toque estrafalario y distendido en un mundo en crisis. Excelentes los tres, lo que demuestra un manejo actoral sólido del director. La fotografía de tonos fríos y la escenografía contribuyen también a recrear el ambiente apocalíptico preciso, de un mundo que se acaba.

La madre negra –y por ende su vástago- nos remite a los orígenes del hombre, cuando aparecieron los primeros homínidos en la sabana africana, vale decir simboliza el nuevo repoblamiento del mundo.
Pero, sobretodo, resultan interesantes las referencias crísticas en la obra, empezando por el nombre de Theo (Dios), el nacimiento del elegido, el único niño que habita un mundo de viejos; o su origen humilde (no nace en un pesebre, sino en una cárcel), un nacimiento marcado por la redención de la humanidad, y una leve esperanza que las cosas pueden cambiar manifestado en la escena final, donde el barco que va al rescate precisamente se llama “Mañana”. La distopía se trasforma en utopía.

Hijos de los hombres es un trabajo interesante de Alfonso Cuarón, que demuestra su solidez narrativa y buen oficio.
lagartocine@yahoo.es

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