lunes, marzo 10, 2008

PETRÓLEO SANGRIENTO


Petróleo sangriento es una película difícil de seguir para el gran público, de allí su escasa aceptación pese al merecido Oscar a Daniel Day-Lewis. No estamos ante una elegía al pioner conquistador del oeste ni tampoco ante un melodrama-río que emocione a las plateas. Petróleo sangriento (o Pozos de ambición, su otro título en español) no es concesiva, sino exige seguirla con mucha atención. La idea de descenso es recurrente a lo largo del filme. Desde la primera escena, cuando vemos a Daniel Plainview cavar en una mina hasta las perforaciones de los pozos de petróleo que lo convertirán en millonario. Pero, ese descenso es también símbolo de la degradación del personaje, de solitario y hosco a la misantropía y desprecio por el género humano. No le interesan las relaciones con los demás. No hay una compañera al lado y el pequeño que adopta huye de su lado de adulto. Daniel Plainview es un lobo solitario completo.

Petróleo sangriento también tiene un aliento religioso que recorre toda la película, desde la escena inicial en que Paul vende “por un plato de lentejas” la revelación del rico yacimiento de petróleo en la granja de sus padres hasta el fanatismo religioso de su hermano Eli, deseoso de convertirse en predicador de prestigio, vanidoso y sectario. Eli y Daniel son personajes contrapuestos, pero que se complementan. Ambos tienen obsesiones fijas: uno ser un gran predicador, el otro enriquecerse. Y ambos logran sus sueños. Precisamente la escena en que enloda y lo unta de petróleo Daniel a Eli hace alusión al “del barro eres”, con lo que lo coloca a su mismo nivel. Lo desprecia al saber el espectáculo que monta para captar feligreses. Igual sucede con la escena en que lo mata, es la muerte de Abel por Caín o el sacrificio del cordero que debe redimir a los pecadores (precisamente Daniel alude a la sangre del cordero, más en consonancia con el título original del filme). Ese substrato religioso impregna la película de principio a fin.

El sonido merece renglón aparte. Los ruidos disonantes o la misma música están fundidos con las imágenes, aludiendo a la personalidad desequilibrada de Daniel, a la locura implícita del personaje, a lo que contribuye la notable performance del actor, en un estilo expresionista, barroco, exagerado adrede, en sintonía con las características de un rol memorable.

Metáfora del capitalismo voraz y depredador, Petróleo sangriento es una muy buena película, difícil de seguir para el gran público, pero disfrutable para quien le encuentre el sentido.
Eduardo Jiménez J.
lagartocine@yahoo.es


PETRÓLEO SANGRIENTO [THERE WILL BE BLOOD]
Dir. y guión: Paul Thomas Anderson, basado en la adaptación libre de la novela "Petróleo" de Upton Sinclair
c/ Daniel Day-Lewis (Daniel Plainview), Paul Dano (Paul Sunday/Eli Sunday), Kevin J. O'Connor (Henry), Ciarán Hinds (Fletcher), Dillon Freasier (H.W.)
EEUU/2007/Drama***/Estrenos



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