martes, enero 16, 2007


ESCONDIDO [Caché]
Dirección y guión: Michael Haneke
c/ Daniel Auteuil (Georges), Juliette Binoche (Anne), Maurice Bénichou (Majid), Annie Girardot (Madre de Georges), Lester Makedonsky (Pierrot), Bernard Le Coq (Editor), Walid Afkir (Hijo de Majid)
Francia, Austria, Alemania e Italia/ 2005/Thriller++++

Lo que llama la atención de Escondido es su naturaleza de thriller atípico, muy distinto a los norteamericanos. Es de estilo seco, medido, con pocos datos que exigen del espectador ir armando conclusiones provisionales de lo que sucede, ausencia total de música de fondo (constante muy americana, donde a veces hasta llega a saturar), igualmente ausencia de una resolución “dramática”, y sobretodo es una película apoyada en muy buenas y sólidas actuaciones.

Quienes hallan visto el anterior filme del realizador, La profesora de piano, se darán cuenta que es un estilo muy similar. Allí era el abordaje de una aparentemente apacible profesora que vive una segunda vida marginal de desviaciones sexuales, llegando su deterioro humano a la automutilación y presumiblemente a la locura (también había que ir armando conclusiones de lo que pasaba después de finalizado el filme debido a que el realizador escamoteaba un final conclusivo con todos los elementos resueltos, sino todo lo contrario, uno “sentía” que la trama continuaba después de que aparecían los créditos finales).

En Escondido se trata de la hostilización sicológica a la que se ve sujeta una familia pequeñobueguesa por un desconocido que comienza a enviarles grabaciones de lo que hacen en su vida diaria y postales con dibujos intimidatorios. Lo que, naturalmente, producirá primero la inquietud del matrimonio, sobretodo por el hijo menor que tienen, y después un progresivo grado de paranoia que rompe las relaciones normales de los esposos, llegando a la agresión verbal y la hostilidad mutua.

Y, como En la profesora de piano, lo que presenciamos es el deterioro de esta pareja, más que descubrir al autor de los envíos y notas anónimas, donde podemos presumir que su vida después de lo sucedido no será la misma (se insinúa en el filme el posible inicio de un affaire sentimental entre Anne y su jefe, lo que también queda en el terreno de la ambigüedad).
El registro de ese progresivo deterioro es más importante que descubrir quien manda los vídeos y postales. Incluso el posible autor de los envíos –lo que sólo quedará en la sospecha debido a que no hay evidencias concretas que haya sido propiamente él, ni tampoco se autoinculpa- es “descubierto” de la manera más natural, rompiendo los patrones tradiciones del thriller anglosajón.

Por ello, más importante que descubrir al “asesino” es conocer los posibles móviles que lo han llevado a cometer los actos y lo que hay detrás de eso. Y a veces hay pistas tan insignificantes como cuando descubrimos la hostilidad que en el fondo siente Georges hacia todo lo “extranjero”, como sucede cuando se le cruza, saliendo de la Comisaría, un ciclista negro, propinándole improperios. Igual cuando sabemos que la causa por la que se siente frustrado Majid, el aparente autor de los envíos, es la calumnia cometida por Georges contra él cuando eran niños y que motivó que lo internaran en un orfanato, cambiando radicalmente su futuro y cortándole toda posibilidad de una buena educación que sí tuvo Georges.

Incluso, lo que parece el supuesto secuestro de Pierrot, el hijo de la pareja, resulta una fuga del niño a la casa de un amigo al no soportar ya las relaciones con sus padres, en especial con la madre, por el supuesto “affaire” con el jefe, algo que el niño intuye o sospecha.

La oscuridad también juega un papel importante en la dramatización. Georges le revela a Anne el terrible secreto que lleva a cuestas sobre la calumnia que infligió contra Majid cuando niños en plena oscuridad, sin luces. Igual cuando, en esa misma escena, le revela el suicidio de Majid delante de él, desenlace con el que se cierra un círculo abierto hace más de cuarenta años. Esa oscuridad simboliza la oscuridad de la conciencia de Georges.

Las dos últimas escenas, a pesar de su parquedad, son bastante locuaces y contundentes al respecto. En una se llevan a Majid de niño al orfanato, con el consiguiente cambio radical en su vida. En la siguiente vemos al hijo de Georges saliendo del Liceo (o quizás lo está grabando el verdadero autor de los envíos), con lo que la vida y destino de ambos –si bien en tiempos y lugares diferentes- se aprecian en paralelo, con una cámara fija y distante, a modo de una conciencia o un observador que registra lo que pasa.

Asimismo, cuando el hijo de Majid inquiere a Georges y le pregunta cómo se siente cargar con un hombre (muerto) en la conciencia, sólo obtiene de este una respuesta desoladora que lo deja boquiabierto.

Filme que sacude, sobretodo a la “buena conciencia europea” que no siente culpa ni remordimiento por lo que le pase a los “otros”, a los que no son de su mundo ni de su entorno; y, el thriller es apenas una excusa para mostrar actitudes, reacciones y gestos de estos “buenos burgueses” cuando se encuentran acorralados por algo que escapa a sus parámetros normales de vida.

Al final todo no es lo que parece, “el buen burgués” tiene un pasado que salta imprevistamente y las buenas intenciones quedan sólo en palabras.

Película “difícil”, si uno está acostumbrado a los thrillers hollywoodenses, donde por lo general la trama se encuentra “digerida” y resuelta; en Escondido obliga al espectador a sacar conclusiones de lo que ve y donde nada está dicho de forma tajante, todo más bien es ambiguo y tan elusivo como es la misma realidad.
lagartocine@yahoo.es

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