miércoles, noviembre 21, 2007

CARRIE


Cuando Brian de Palma tomó en sus manos la realización de Carrie era un director con bastante oficio, había filmado un puñado de películas interesantes, varias pertenecientes a su etapa “underground”. Hermanas (Las siamesas diabólicas, 1973), thriller sicológico, lo hizo conocido en el medio; luego continuaría con El fantasma del paraíso (1974) combinación notable en tono de rock de Fausto y El fantasma de la ópera; después Obsesión (1976), título con reminiscencias hitchcocknianas. Precisamente en esta primera etapa su deuda con Alfred Hitchcock era más que notorio, vampirizando su estilo abiertamente, pero siendo a la vez un realizador creativo, con estilo propio que iría decantando con el tiempo, llegando a formar parte de aquella generación que renovó el cine norteamericano en los años 70, junto a Martin Scorsese, Francis Ford Coppola, George Lucas, Steven Spielberg, Peter Bogdanovich, entre otros.

Por otra parte, Sissy Spacek era una joven actriz que venía de realizar algunas películas sin mayor trascendencia, varias de ellas para la televisión. No muy conocida todavía, ya no era muy joven para el papel protagónico (a la fecha del estreno de Carrie frisaba los 27 años), pero su cara y porte menudo ayudaban para dar vida a la adolescente retraída y con complejos personales y poderes sobrenaturales de la novela de Stephen King.

Aunque en esta historia faltaría mencionar un papel secundario importantísimo, el de Piper Laurie como la mamá de Carrie, una mujer fanatizada con la religión y castradora del despertar sexual de su hija. Tanto la Spacek como la Laurie hicieron papeles memorables y que hasta ahora son recordados, pese a los más de treinta años trascurridos desde la fecha del estreno. Sin la fuerza que le impregnó Piper Laurie a su personaje difícilmente habría sobresalido el que encarnó Sissy Spacek. Ambas se complementaban y formaban un equilibrio que era el eje y centro del filme.

Carrie trajo la fama al joven realizador Brian de Palma, como a su actriz protagónica, se hicieron conocidos, de Palma pudo abandonar los presupuestos B de sus películas (Carrie está filmada con economía de recursos) para pasar a las grandes realizaciones como Vestida para matar (1980), Caracortada (1983), Doble de cuerpo (1984), Los intocables (1988), que expresan mejor su etapa de madurez. Años después le encargarían la adaptación de una conocidísima serie de tv de los 60: Misión imposible (1996), hasta ahora la mejor de todas las adaptaciones de la popular serie. Volvería al thriller (donde tiene el mejor pulso) con Ojos de serpiente (1998), luego tendría bajones como Misión en Marte (2000), para volver a una interesante Mujer fatal (2002), tener de nuevo otro bajón con La dalia negra (2006). En cambio Redacted (2007) -película en digital, con actores desconocidos y que trata de la guerra en Irak- le ha merecido el León de Plata en la última Mostra de Venecia. Veremos como le va con el regreso a uno de los filmes que le dieron reconocimiento y fama tanto en EEUU como en los países donde se exhibió, Los intocables, esta vez para tratar el nacimiento del gánster más famoso creado por la industria del cine: The untouchables: Capone rising, en pre-producción en estos momentos.

Aunque gracias a Carrie, De Palma hizo una carrera en la industria del cine norteamericano, no le fue tan bien como a sus coetáneos George Lucas o Steven Spielberg, tuvo problemas con las grandes compañías y a la larga debió emigrar a Europa, similar a lo que le sucedió algunos años después a su compañero de generación, Woody Allen.

El argumento de la película era sencillo: una adolescente descubre la menstruación en plenos ejercicios físicos, originando la burla de sus compañeras de clase. En paralelo descubrirá sus poderes de telekinesis que le causan tanto pánico como la sangre que sale de su vagina. La adolescente vive con una madre represora, que la considera “hija del pecado”, al haberla engendrado con su marido en una noche de placer, por lo que Carrie se desenvuelve en un ambiente muy inseguro para su sique, inseguridad que propiciará su cruel venganza final. Cuando parece alcanzar el sueño dorado de salir con el chico más codiciado de la escuela, se producirá la burla de sus compañeras mediante una broma bastante pesada, arrojándole un cubo con sangre de cerdo sobre la cabeza en plena fiesta de promoción, instantes después de ser coronada como la reina, matando a todos al producir con el poder de su mente un dantesco infierno (la sangre del cerdo alude a la sangre de su menstruación al inicio del filme).

Dentro de la normalidad (una escuela pública) se instalará lo anormal. Eso le debe a Hitchcock, el elemento perturbador en una realidad cotidiana. Igual la música, cuando Carrie aplica su poder, es la misma de Psicosis cuando Norman Bates acomete sus asesinatos. El voyeurismo también es tributario del maestro inglés. El uso de la cámara lenta para crear suspenso, la pantalla partida, serán también marca del realizador.

También sucede con la temática de trasgresión sexual. Hitchcock, victoriano por formación, “castigaba” a los personajes de sus filmes que violentaban los códigos de conducta sexual convencional. Carrie también “pagará” las consecuencias del despertar sexual y el decidir salir con un “boy-friend” (los hombres huelen la sangre de la menstruación como perros dice la madre). El incendio en el baile, producto de su venganza, es el fuego bíblico “limpiador” de las impurezas, hasta purificar a la propia Carrie, que se inmola junto a su madre. Por cierto, el tratamiento visual de la escena de la muerte de la mamá es realmente hermoso: crucificada por los cuchillos que le envía su hija con la mente y rodeada de velas, le da un aire místico, casi religioso, a lo que ayuda la agonía y el rictus final de la Laurie. El barroquismo visual será una marca constante del realizador en sus futuros filmes.

Hay otras huellas de su estilo, como el uso de la música para crear una atmósfera especial, el virtuosismo visual y el voyeurismo ya anotado, así como el deseo sexual reprimido (veáse al director de la escuela como “se muere” por la profesora de educación física al verla en pantalón corto, o los carnosos labios de las chicas que urden la venganza).

Algunos títulos más o menos llamativos con los que se estrenó en el mundo fueron Carrie en el baile del diablo (Francia), Carrie, la mirada de Satán (Italia), Carrie, la extraña (Brasil), Carrie, extraño presentimiento (México, Perú). Pero, el mejor es el original, sencillo y alusivo a la protagonista central: Carrie.

Carrie marcó época y es recordada a pesar de los años como uno de los mejores filmes de terror (la sorpresa final de la mano que sale de la tumba todavía emociona pese al tiempo trascurrido). Asimismo, aparece en un rol secundario un joven que luego daría mucho que hablar por sus dotes dancísticas: John Travolta y Fiebre de sábado por la noche. Fue la década de las nuevas estrellas de Hollywood, estrellas más comunes y silvestres, y más cercanas a nosotros que las del período clásico.
Eduardo Jiménez J.
lagartocine@yahoo.es

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