jueves, agosto 09, 2007


LA GRAN SANGRE: LA PELÍCULA


El hacer cine comercial en el Perú es un reto. Verdad de Perogrullo, pero cierta para todos aquellos que apuestan al mercado nacional con un producto de entretenimiento.

Por cierto, no estoy en la posición de los que –en un posado intelectualismo- aspiran a que el cine peruano solo debe tener como misión trascendental la de reflejar nuestra realidad social y su problemática, creando identidad nacional; finalidad que a lo sumo puede ser secundaria y las más de las veces obtenida de manera involuntaria, pero no estéticamente la finalidad última del cine nacional.

Cuando los mensajes “sociales” son deliberados –es decir concientes- se cae en el pastiche, la propaganda política plana, la impostura (que es lo que le sucede a La gran sangre cuando manda sus mensajes “positivos” de afirmación de la nacionalidad y de lucha contra la corrupción) y otros esperpentos de triste olvido.

Por eso, los que apuestan por el mercado nacional y se proyectan al extranjero, tienen como objetivo primordial el box office, la taquilla, por lo que el producto ofrecido debe ser “vendible”; aunque, corren el riesgo de caer en productos de similares características, que apuestan sobreseguro y que cuentan con alto presupuesto, como sucede con infinidad de películas norteamericanas, por lo que se convierten en productos desechables en el corto plazo. Algo de eso le ocurre también a La gran sangre.

Tarde o temprano iban a pasar a la pantalla grande dada la gran sintonía de la serie de televisión, el asunto era cómo pasar, si haciendo una película original que rompa los parámetros de la serie de tv (ejemplo: el filme Misión Imposible de Brian de Palma) o una que sea secuela de la serie. Se apostó por lo segundo, debido a la identificación de los seguidores, que en nuestro país son legión, solo que –a diferencia de tantas películas norteamericanas- fue realizada con un presupuesto más modesto y actores locales que cobrarían también sumas más modestas.

Es así que La gran sangre tiene ese aire entre Kill Bill, las películas de Bruce Lee y la popular serie de tv de los años 80 Los magníficos (The A-Team), que es de donde toma la caracterización de sus personajes principales, adaptados a la idiosincracia peruana (no entro en la polémica de plagio difundida recientemente, en todo caso sería “un plagio del plagio” ya que la influencia de The A-Team es bastante evidente).

Pero, un problema inicial que se presenta a la película es la caracterización de los villanos, los que tienen tintes demasiado recargados. Es decir son tan malos tan malos que parecen estereotipos de villanos, parodia de malos. Es lo que pasa cuando las tintas se recargan demasiado, que se termina consiguiendo el efecto contrario al buscado. Igual pasa con la gratuidad de los flash backs (saltos temporales hacia el pasado), donde se da cuenta del gran afecto filial de Rocha hacia Marcos, lo que se verbaliza y se muestra en imágenes a la vez. Pasa lo mismo con el desacierto de “sacarse bajo la manga” a Althea como infiltrada en la banda de Rocha. No es muy creíble, ni tampoco en cómo salva a los supuestos “ajusticiados” por el narcotraficante. Aunque en honor a la verdad, ese dar un giro de 180º a un personaje contra toda lógica del relato es un recurso bastante manoseado actualmente por el peor cine norteamericano. Igual pasa con los chistes bastante socorridos que van “salpicando” la historia.

De repente faltó un mejor guión, mayor trabajo y preparación del mismo. Vemos muchas escenas que parecen gratuitas o que no trasmiten una secuencialidad narrativa lógica, esto último claro es más falta de un uso adecuado del lenguaje cinematográfico que de la estructura del guión propiamente.

Por lo demás, lo rescatable son las escenas de acción, muy bien llevadas, sobretodo la persecución en automóvil con que se abre la película. Igual de logrado es el uso del flash forward (salto temporal hacia el futuro) donde mientras el grupo de la Gran Sangre prepara el golpe contra Rocha, se da cuenta, en montaje sucesivo, de la acción que se detalla en ese plan. Se gana en agilidad y en tensión dramática.

Todo parece indicar que tendremos una continuación. Esperemos que sea mejor. No por ser solo un producto comercial se debe olvidar la calidad. Como todo mercado, el cinematográfico también tiene consumidores exigentes, salvo que se piense que por ser peruano el público acepta todo. Error que sería garrafal.
lagartocine@yahoo.es


LA GRAN SANGRE: LA PELÍCULA
Dir.: Jorge Carmona
Guión: Jorge Carmona, Aldo Miyashiro
c/ Carlos Alcántara (Dragón), Pietro Sibille (Mandril), Aldo Miyashiro (Tony Blades), Melania Urbina (Althea), José Alonso (El Rocha), Sergio Galliani (Santos), Jason Day (Marcos)
Perú/2007/Acción**/Estrenos

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