jueves, septiembre 21, 2006


MADEINUSA
Guión y dirección: Claudia Llosa
c/ Madeinusa (Magaly Solier), Salvador (Carlos de la Torre), Don Cayo (Juan Ubaldo Huamán), Chale (Yiliana Chong)
Perú-España/2006/Drama+++/Cine

Madeinusa es una película inusual en la corriente actual del cine peruano. En principio no busca la concesión fácil al público como han hecho otros realizadores de óperas primas, que en busca de una cuota del mercado han procedido al facilismo de los desnudos gratuitos o de las palabras soeces, llegando muchas veces a un costumbrismo chato y carente de significados.

Claudia Llosa ha apostado por un filme difícil, con propuestas espinosas como el incesto, y una trama que al público promedio es probable que “aburra” (no hay “calatas”). Pero, sobretodo ha eludido muy hábilmente el localismo folclórico de las películas ambientadas en el campo (cine “camp”), donde generalmente se caía en el mito del “paraíso perdido”, la bondad o inocencia de la gente del campo o las reivindicaciones sociales, con personajes estereotipados de “buenos y malos” (donde los “buenos” eran los campesinos y los “malos” los mistis o blancos).

Ese es el gran aporte de Claudia Llosa. Podemos decir que gracias a Madeinusa, el cine rural o ambientado en el campo se pone los pantalones largos, cobra madurez y puede tener una veta prometedora de encontrar continuadores que vayan por el camino abierto por Llosa.

En una historia sencilla, de tratamiento lineal (no hay flashbacks), Salvador (Carlos de la Torre), un limeño que se dirige a trabajar a una mina en las alturas, queda varado en un pueblito perdido que tiene la extraña costumbre de desatar sus pulsiones más profundas y reprimidas en semana santa, donde “Dios no ve los pecados porqué ha muerto”. Suerte de fin de semana carnavalesco, son permitidas todas las licencias, incluyendo el trato carnal de padres con hijas, licencia que aprovechará don Cayo, el alcalde del pueblo, para iniciar sexualmente a su hija, Madeinusa.

Ese es el núcleo de la historia y que servirá de “motor” para resolver la trama.
Aparentemente, los personajes no son lo que parecen. Salvador, el “misti”, resulta el más inocente y perdido en las tortuosas costumbres del pueblo, usado por la protagonista para su venganza y posterior fuga, mientras que Madeinusa, aparentemente la más inocente y frágil, deviene en la más astuta y hábil para ocultar su crimen y hacer realidad su sueño de viajar a Lima, mientras que don Cayo, que supuestamente es el hombre más poderoso del pueblo, resulta la víctima de la trama de su hija.

Es esa confusión o inversión de los roles lo más interesante del filme, pero la resolución de los conflictos es su lado más débil.

Estamos ante una trama cuasi incestuosa en torno a una niña de 14 años. La diégesis o el desarrollo narrativo de los hechos debía ser bastante delicado tanto para tratar la trama como el desenlace de la misma. Un poco a la manera de las novelas de Faulkner (de donde sospecho se ha inspirado la realizadora para tejer su guión, hasta la reminiscencia del nombre del pueblito – Manayaycuna- tiene ecos faulknerianos), donde las pulsiones más ocultas, incluyendo el incesto y la relación entre sexo y religión, dibujaban de cuerpo entero a los personajes (también existe una influencia de Buñuel). Y Claudia Llosa presenta “baches” al momento de resolver los conflictos soterrados. No se dibuja muy bien la “rivalidad” entre Salvador y don Cayo por Madeinusa. Son dos “machos” que se disputan una “hembra”. También faltó explotar mejor la relación que va creciendo entre Salvador y “Made” –como le dicen abreviadamente-. El mismo nombre de la protagonista, si bien es llamativo para un habitante urbano y hasta permisible como nombre de pila, en un pueblito religioso, donde prevalece el santoral, es muy poco probable que se permita un nombrecito así (atendiendo al principio de verosimilitud, a fin de hacer aparecer como “verdad” lo que es una ficción). Igual pasa con la resolución de la trama. El asesinato de don Cayo por su hija no es muy convincente, caso contrario hubiera sido si éste hubiese intentado violarla, habría una explicación “más creíble” del proceder de la niña. Parece que por ese lado, Claudia Llosa pecó de excesiva omisión. Ha querido soslayar el leit motiv de su propuesta inicial, haciéndola naufragar en el desenlace (aunque un acierto es dejar en elipsis la suerte de Salvador luego que es acusado del crimen de don Cayo, deja que el espectador teja sus conjeturas, aunque sospechamos que haya sido “ajusticiado” por la comunidad).

Son defectos de principiante y que se evidencian sobretodo al tratarse de un tema bastante delicado (el incesto) como el propuesto por Llosa en su ópera prima y que al final le quedó bastante grande. No vamos a valorar excesivamente la cinta como están haciendo algunos críticos, quizás profesores de la realizadora en su época universitaria y que por “patería” quieren obviar en sus comentarios los defectos del filme (eso de la “patería” ya es recurrente en la “crítica” local, igual pasó con el filme “Dragones de fuego” donde esos mismos “críticos profesionales” olímpicamente se “olvidaron” de comentar el filme). Eso sí, tiene sus méritos, como lo apuntamos al inicio del comentario (otro mérito está en los personajes secundarios como el relojero humano, que marca el tiempo de la licencia en semana santa), pero también defectos formales y de fondo que esperamos supere la realizadora en un siguiente filme. Aunque película sobrevalorada, con todo, “Madeinusa” merece verse, es lo mejor del cine peruano de los últimos años y esperamos que esa veta abierta no se quede en un único primer intento.

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