lunes, noviembre 28, 2016

ROCKY CUMPLE CUARENTA AÑOS



¿Qué posibilita que una película sea vista por distintas generaciones y sea recordada más allá de su efímero estreno?

Existen muy buenas películas que no resistieron el paso del tiempo; en cambio, otras sí, a pesar de ser artísticamente más “modestas”. Es el caso de Rocky.

Quizás “el mensaje” fue lo que hizo atractiva a Rocky como para ser recordada luego de tantos años. Que el sueño americano, a pesar de todo, se puede cumplir para un simple mortal. Un boxeador anónimo que funge de matón de un ganster local, por el azar o el destino tiene la oportunidad de oro de enfrentarse al máximo exponente de los pesos pesados: Apollo Creed (claramente inspirado en Muhammad Ali, el gran boxeador de los años sesenta y setenta).

Todos creen que el semental italiano (como se autoproclama Rocky) será vencido fácilmente por el fanfarrón Creed, cuando el desenlace será distinto, lanzando a la fama al anónimo boxeador.  

Quizás allí se encuentra la clave del gusto por la trama: un oscuro personaje, como muchos de nosotros, puede cumplir su sueño y acariciar los laureles del triunfo. El hombre común, el hombre de la calle, alcanza la fama. Millones en todo el mundo deben haberse sentido identificados con el personaje, una suerte de proyección de nuestros sueños, pero también de nuestras frustraciones. Toca las fibras más sensibles de quienes se identifican con el personaje encarnado por un -en ese entonces- también desconocido actor llamado Sylvester Stallone (que se le realizó su sueño de convertirse en un actor reconocido).

Súmenle a ello que se estrenó en 1976, cuando se celebró por todo lo alto el bicentenario de la nación del norte. We are the people, nosotros el pueblo y la democracia como régimen horizontal, donde todos somos iguales y podemos realizar nuestros más caros anhelos en la tierra de la libertad, principio fundacional del régimen político norteamericano. Ese sustrato ideológico se encuentra claramente desarrollado en la trama del filme.

Sí, hay películas que, sin ser grandes obras, tocan fibras profundas como Rocky, que llega a su cuarenta aniversario tan fresco como el día de su estreno.

No hay comentarios.: