Por: Eduardo Jiménez J.
@ejj2107
Estamos en la Europa de fines de los años
veinte y Stanley es un ilusionista que se ha ganado por méritos propios la fama
de ser uno de los mejores del mundo. Un amigo llega para pedirle el favor de
desenmascarar a una falsa vidente que ha tomado de punto de sus embustes a unos
amigos cercanos, los que creen a pie juntillas todo lo que dice, incluso el
hijo de la adinerada familia quiere casarse con ella.
Stanley descreído como es (para él no existe
más realidad que la de este mundo) acepta la empresa, suponiendo que será fácil
develar los trucos de la falsa vidente, sin sospechar que en el camino se
enamorará de esta.
Estamos ante la historia del cazador, cazado. De aquel que se cree
suficiente y digno de elogio, al tener un ego descomunal, y tratar a los demás
como insectos, terminando rendido a los pies de una amateur, de una
principiante en los juegos de ilusión.
Precisamente el juego en todo momento es de
la ilusión o del engaño, de mentiras que parecen verdaderas; pero la película
no va a desenmascarar las mentiras, sino a reflexionar sobre estas, en el
sentido que a veces para vivir el género humano necesita creer en algo, a pesar que ese algo sea mentira. Creer en el amor,
en la otra vida, en las estrellas; pero creer hace la vida más llevable que
vivir en la “realidad cruda”, como lo demuestra la vida del propio Stanley,
misántropo y descreído extremo.
Comedia con final feliz y de tono menor, no
por ello menos valiosa en las reflexiones que el realizador neoyorquino nos
trasmite ahora que se acerca a su octava década de existencia.
MAGIA A
LA LUZ DE LA LUNA [Magic in the Moonlight]
Dir y Guión: Woody Allen
c/ Colin Firth (Stanley ),
Eileen Atkins (Aunt Vanessa), Emma Stone (Sophie Baker)
EEUU/2014/Comedia romántica***/Estrenos
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