viernes, enero 09, 2015

EL TIGRE BLANCO

Por: Eduardo Jiménez J.
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Es raro que ingrese una película rusa a nuestro medio, pero así son las casualidades: y lo hace con un tema que está retornando a la pantalla grande: el de la segunda guerra mundial, conocida entre los rusos como la gran guerra patria y, para ellos, de hondo significado histórico y nacional.

Estamos hacia el final de la segunda guerra, en el frente ruso el avance soviético es incontenible, no obstante lo frena un extraño tanque alemán bautizado como el tigre blanco por su color. Ninguno de los tanques convencionales ha podido contra él, ganando fama de ser un tanque fantasma, eligiendo entonces la oficialidad al mando que sea un tanquista, Naydenov, que de milagro ha sobrevivido a las graves quemaduras a costa de la memoria (no recuerda quién es ni de dónde viene) quien lo enfrente.

Aparentemente el relato avanza hacia un enfrentamiento entre Naydenov y el tigre blanco; pero hacia el final la película da un giro radical y descoloca la resolución para enfocarse en la capitulación alemana y las confesiones de un Hitler, ya acabado, sobre la guerra.

Ese giro puede descolocar a muchos espectadores; pero la intención del director –como lo señaló en una entrevista- es reflexionar sobre lo inevitable que es la guerra, como mal inherente al hombre. Por eso no existe la esperada confrontación final entre Naydenov y el tigre blanco, dado que –como dice el protagonista- puede ser en diez, veinte o cien años. El propio Naydenov puede ser incluso un “fantasma”, ya que es imposible sobrevivir a tan graves quemaduras, así como a su estoica alimentación (“apenas mastica pan” dicen sus compañeros) y a que “habla” o se comunica con los tanques como si se tratase de seres vivos.

A ello se refuerza “la confesión final” de un Hitler anciano (cambiando el sentido de la historia oficial, como lo hizo Bastardos sin gloria), donde reflexiona sobre la inevitabilidad de las guerras y la justificación europea que existió para eliminar a los judíos e invadir Rusia (lo cual es cierto, existió un ambiente ideológico y propagandístico para ambos hechos). Y que la historia, como sucede en diferentes ocasiones, la escriben los vencedores. La elección de la música de Richard Wagner (gran difusor musical de la nacionalidad alemana) no es casual, dado que durante el nacionalsocialismo se le profesó un culto exacerbado.

Al hacerlo intemporal el relato, así como la presencia fantasmal del tanque (que nos remite de inmediato a Moby Dick), nos encontramos ante una reflexión sobre la inevitabilidad del mal y su secuela la guerra, lo que se evidencia en el surgimiento de grupos neonazis y la xenofobia que ha regresado a Alemania, así como la discriminación que se vive en Europa contra todo aquel no considerado “occidental”.

Son cuestiones que dan para reflexionar y si bien el giro dramático final puede no convencer demasiado, ello no quita que estamos ante una interesante película bélica que va más allá de las batallas.


EL TIGRE BLANCO [Belyy tigr] 
Dir: Karen Shakhnazarov
Writers: Aleksandr Borodyanskiy basado en el cuento de Ilya Boyashov
Aleksey Vertkov (Naydenov), Vitaliy Kishchenko (Fedotov), Valeriy Grishko (Zhukov)
Rusia/2012/Acción bélica***/Estrenos


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