sábado, abril 26, 2014

LA CARA DEL DIABLO

Al igual que Daniel Rodríguez con El vientre, Frank Pérez-Garland decide emprender una película “de género”. En buen romance, el uso de una fórmula (de terror, suspenso, romance, comedia) que permita una captación de público masivo. Lo cual no es censurable, ni debe ser mal visto. Existen excelentes filmes “de género”, superiores a muchos “de autor” (de donde procede la experiencia de Pérez-Garland). La única forma de poderse reencontrar con un público masivo es con películas que sean atractivas para la mayor cantidad de espectadores y, seamos sinceros, ello solo se logra con películas “de género”. Y, por añadidura, consolidar una industria nacional de cine solo se consigue produciendo películas de este tipo (sin menoscabo de los filmes más personales que se puedan hacer apoyados casi siempre por el estado).

El argumento de La cara del diablo gira en torno al mito del tunche, suerte de demonio de la selva que anuncia su presencia a la víctima con un silbido muy agudo. Como es de esperarse, un grupo de jóvenes universitarios pasa sus vacaciones en un lugar ignoto y paradisíaco de la selva, desconociendo el peligro que los rodea, muriendo uno a uno a manos del demonio selvático. Como sucede también, tenemos uno de los personajes que es atípico por alguna razón. Es el personaje de Lucero, cuya madre (interpretada por Vanessa Saba) fue poseída por un demonio y sometida a exorcismo por el padre de la muchacha.

Lo que quizás lastra la cinta es la excesiva cantidad de efectos que, sin mucha creatividad, mecánicamente se utilizan para crear la atmósfera de terror y “la eliminación” de los personajes; el poco desarrollo de algunos personajes secundarios que, de haberles otorgado más hondura, serían más interesantes, como el del encargado del hotel que es responsable de haber invocado al demonio; y, en lo técnico-formal, la copia bastante “lavada” que no deja apreciar bien los colores, más tratándose de parajes de la selva, producto de la mala trasferencia en el laboratorio del digital a las copias analógicas. Si bien una película nacional no se puede dar el lujo de los presupuestos de Hollywood, es evidente que para el rodaje y la post producción –incluyendo efectos especiales- faltó presupuesto. Aciertos: el haber convertido al personaje más inocente y frágil como el de Lucero en la poseída por la propia madre y única sobreviviente de la matanza, lo cual puede dar pie para una segunda parte.

En fin, “la moraleja” es que tan complicado y difícil es hacer una película “de género” como una “de autor”; y que el aplicar ciertas fórmulas no es garantía de éxito ni aquí ni allá. Vale el experimento, esperemos que el próximo sea mejor.
Eduardo Jiménez J.

ejjlaw@yahoo.es

LA CARA DEL DIABLO
Dir: Frank Pérez-Garland
Guión: Vanessa Saba
c/ Vania Accinelli (Lucero), Sergio Gjurinovic (Gabriel), Vanessa Saba (Mamá), Alexa Centurion (Camila), Maria Fernanda Valera (Fabiola), Nicolás Galindo (Mateo), Carla Arriola (Paola), Guillermo Castañeda (Pablo)
Perú/2014/Terror**/Estrenos


jueves, abril 10, 2014

NOÉ


Darren Aronofsky tiene muy buenos títulos como El Luchador, otros francamente fallidos como La fuente de la vida, y unos geniales como Réquiem por un sueño. Pero fue gracias al éxito que le trajo El cisne negro que consigue un presupuesto de superproducción para un proyecto ambicioso y arriesgado: una versión contemporánea de Noé y el diluvio universal; y el resultado está a medio camino, con un sabor que no deja contento a nadie, incluyendo por igual a católicos y musulmanes.

El asunto va por el lado histórico. Tanto por el relato bíblico, como por las películas que Hollywood ha producido sobre el diluvio universal, tenemos una idea pre-concebida de “lo que debió ser” el diluvio, con un Noé medio estrafalario, del cual todos se burlan mientras él pacientemente va levantando su arca. Y entramos al cine con la creencia que nuestra idea es “la verdad histórica”; obviando que el filme es una ficción y por tanto se permite una serie de licencias tanto en el personaje como en el contexto.

Es que contemporizar el relato del diluvio universal supone ponerlo a tono con nuestras preocupaciones actuales; de allí que vemos un Noé con un look más de guardián ecológico que de profeta bíblico (incluyendo el uso de blue jeans, sí, lo leyó bien, jeans). Pero también supone acercar al hombre y dejar el mito, lo que implica un ser contradictorio, con dudas y certezas, como cualquier mortal. Incluso en un momento se presenta la faceta del Noé totalitario e infanticida que, cuchillo en mano, trata de imponer su “verdad revelada” cueste lo que cueste. Y, como todo ser humano, falla en el objetivo final de su misión. Los resultados nunca serán los esperados, el fracaso siempre está a la vuelta de la esquina. Se hizo lo que se pudo, parece decirnos nuestro personaje.

Quizás esa lucha entre lo que es y lo que se espera ser se grafica mucho mejor en el antagonismo entre Tubal-cain y Noé. Uno se sabe que es de barro y viene del barro, es un hombre y no aspira a más; mientras el otro sabiendo que viene del mismo barro, quiere elevarse por encima de el. Esa contradicción la tenemos todos, solo que unos están más cerca del suelo, como los descendiente de la raza de Caín, y otros, los menos, hacen méritos para elevarse, con riesgo a caer en cualquier momento. Tarea difícil y a veces imposible.

Detrás de ello se encuentra impregnada la filosofía que sostiene que el ser humano es malo por naturaleza. La maldad del mundo que vemos en el filme lo demuestra muy bien. La novedad es que el bien busca trasformar esa maldad. De allí que el bien es una tarea ardua, difícil, llena de peligros y caídas, como lo evidencian los graves trances que pasa el personaje bíblico; mientras el mal fluye con naturalidad. Con este nacemos, el otro significa una reeducación permanente del hombre.

Se debe agradecer que no se usara la voz en off para que Noé “converse” con El Creador (se le llama así en la película, no Dios o Yavé), como era usual en las viejas películas con Charlton Heston, donde Dios conversaba con su profeta con voz grave e imperiosa. Los sueños premonitorios sirven para revelar lo que sucederá después (esa visión subjetiva de las cosas es un rasgo típico en el estilo de Aronofsky). Igual sucede con la inclusión de Los Guardianes, los ángeles caídos en la tradición bíblica, suerte de Transformers del mundo antiguo y venia al público adolescente.

Como se aprecia, esta versión de Noé ha significado hacer muchas concesiones al relato original, deviniendo casi casi en un Noé heterodoxo. Quizás por ello muchos espectadores que iban por la versión clásica de semana santa se han sentido decepcionados y más de uno abandonó la sala antes de finalizar la función. No se asemeja a las versiones que hemos visto tantas veces en las películas sobre La Biblia.

Y si bien Noé es irregular, al final el saldo es positivo. Es mejor dejarse llevar por el relato, sin prejuzgarlo.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

NOÉ [Noah] 
Dir: Darren Aronofsky
Guión: Darren Aronofsky, Ari Handel
c/  Russell Crowe (Noah), Jennifer Connelly (Naameh), Ray Winstone (Tubal-cain), Anthony Hopkins (Methuselah), Emma Watson (Ila), Logan Lerman (Ham), Douglas Booth (Shem), Nick Nolte (Samyaza), Leo McHugh Carroll            (Japheth)
EEUU/2014/Épica religiosa***/Estrenos



lunes, abril 07, 2014

MACHETE KILLLS

Hacia el 2007 Robert Rodriguez estrena junto a su “carnal” Quentin Tarantino, Grindhouse, que rendía tributo a las viejas películas de bajo presupuesto y actores desconocidos que en los años 60-70 se estrenaban en lo que nosotros denominamos “cines de barrio”, siendo el costo de la entrada dos por el precio de una, atractivo “gancho” para los cinemeros en una época donde no existían ni remotamente los reproductores de películas caseros.

Eran filmes de acción, con dosis de sexo, pistoletazos y escenas poco creíbles y de poca lógica pero que entretenían, donde por supuesto “el bueno” se salvaba de todas las trampas que “el malo” le ponía, quedándose al final con la chica, suerte de “premio” al ganador. 

En Grindhouse, en el segmento que le correspondía a Robert Rodríguez, se visualiza un “trailer” (lo que era usual en este tipo de películas), del siguiente estreno titulado Machete. Un ex agente mexicano de narcóticos, duro e implacable, pierde a su familia, buscando la venganza contra los autores del crimen. Machete recién se estrenó el 2010 y su continuación, Machete kills, el 2013. Está en veremos si estrena la continuación ya anunciada en el “trailer” (esta entrega es un “puente” para una resolución posterior), en vista que la taquilla le ha sido esquiva.

Y muy probablemente le fue esquiva porque en cuarenta años el espectador ha cambiado. Ya no es tan “inocente” como antes para aceptar tácitamente que lo visto en la pantalla puede ser “verdad”, a pesar de ser totalmente disparatado. No obstante que era parte del código del género este supuesto pre-establecido que al héroe no le entraban balas ni por rasguño o podía respirar sin tanque de oxígeno en pleno espacio exterior. Hemos visto tantas cosas “realistas” en cine y tv en los últimos cuarenta años que eso ya nos parece “ingenuo”.

Y ello lo sabe muy bien Rodríguez, que hace varios “guiños”, como diciendo que no se tomen tan en serio lo que ven, que todo es una broma, como el anuncio de estrellas de primer nivel en la continuación, guiños que también hacen alusión explícita al episodio 5, El imperio contraataca, de La guerra de las galaxias.

Pero, valgan verdades, Machete kills mereció un mejor reconocimiento, nos hizo retrotraer a una época ya sepultada en el pasado.
Eduardo Jiménez J.

ejjlaw@yahoo.es

MACHETE KILLLS
Dir.: Robert Rodriguez          
Guión: Kyle Ward
c/ Danny Trejo (Machete), Mel Gibson (Voz), Demian Bichir         (Mendez), Amber Heard (Miss San Antonio), Michelle Rodriguez (Luz), Sofía Vergara (Desdemona), Charlie Sheen (Mr. President), Lady Gaga, Cuba Gooding Jr., Antonio Banderas
EEUU/2013/Acción***/Estrenos