Por: Eduardo Jiménez J.
Javier Fuentes-León se hizo conocido por su
ópera prima, Contracorriente, suerte de “lección moral” (salida del closet como declaró el director) sobre los amores
prohibidos entre dos hombres. Esta vez nos sorprende con un thriller con rasgos
fantásticos.
Edo Celeste es un escritor de novelas
policiales muy vendidas. Ha anunciado la culminación del ciclo sobre el
detective Felipe Aranda, con la novela que se encuentra escribiendo. En su
pasado, tiene un amor que no puede olvidar: su novia desaparecida
misteriosamente el día del terremoto en Ica, frente a la configuración de rocas
en la Bahía de
Paracas que parecen un elefante. Existen una serie de hechos que en vísperas
del séptimo aniversario de la desaparición, llaman la atención de Edo,
incluyendo una “encarnación” del personaje central de sus novelas.
Estamos ante un thriller con toques de
policial, misterio, motivación sicológica, “novela negra”, coronado todo por el
género fantástico, donde realidad y ficción se van mezclando, hasta diluirse
una en otro y alterar completamente “la realidad” con un giro de tuerca final
sorprende. (También se puede leer como una metáfora del antagonismo permanente
entre el escritor y su personaje).
A diferencia de otros thrillers parecidos,
donde se aguarda una “sorpresa final” revelada al espectador que a la vez “lo
sorprenda” y explique toda la trama claramente; esta vez la revelación no ha
querido aparecer demasiado abrupta ni evidente, sino irla dosificando para que
el espectador se vaya dando cuenta, hacerla un tanto ambigua, y revelarla luego
en toda su plenitud.
Como ya se ha anotado, ello requiere un
espectador atento, activo, “cortazariano” (el director es muy adicto a los
cuentos de Cortázar), caso contrario “se va a perder” en la trama (esa
“discreción” manejada en la resolución ha causado que muchos espectadores,
habituales consumidores del cine norteamericano que explica hasta el mínimo
detalle la trama, salgan confundidos de la sala). Ello no quita que no se
disfrute del suspenso logrado, de principio a fin, conforme se va profundizando
en esta suerte de rompecabezas para armar, como el que elabora el protagonista.
Existen ciertos elementos recurrentes con
respecto a su anterior filme: el giro de historias tradicionales (en
Contracorriente la historia de amor centrada no entre un hombre y una mujer,
sino entre dos hombres, en El elefante… la revelación final); la “presencia de
fantasmas” que adquieren protagonismo corpóreo (Santiago en Contracorriente,
Celia en El elefante…); las locaciones costeñas (el realizador ha declarado que
encontró las de este filme cuando buscaba las de Contracorriente); un secreto
revelado al final.
Mención aparte merece el uso de las
locaciones de la ciudad de Lima, sobretodo la Lima nocturna, que se “sienten” como parte de la
trama y no meros decorados, así como la magnífica dirección de actores, desde
los principales hasta los secundarios (lo que si es un poco difícil de creer es
que acá, en Perú, pueda haber un escritor de novelas policiales, ex policía por
añadidura, que viva de sus libros y venda miles de ejemplares como sucede en
Estados Unidos o Europa).
Estamos ante el manejo con mano segura que
acomete Javier Fuentes-León, en un thriller de impecable factura, muy por
encima de otros filmes de similar naturaleza.
Una
buen thriller, de impecable factura:
EL
ELEFANTE DESAPARECIDO
Dir. y guión:Javier Fuentes-León
c/ Salvador del Solar (Edo Celeste), Angie
Cepeda (Mara de Barclay),
Lucho Cáceres (Felipe Aranda/Rafael Pineda),
Vanessa Saba (Celia Espinoza), Andrés Parra (Ferrer), Tatiana Astengo (Fiscal
Sanchez)
Perú/2014/Thriller sicológico***/Estrenos
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