Por: Eduardo Jiménez J.
Con justicia a los hermanos Vega se
les ha motejado como “los Coen peruanos” (cariñosamente “los cholens”), dado que ambos intervienen
indistintamente tanto en la elaboración del guión como en la dirección. Así
también su cine es independiente, no concesivo al facilismo comercial.
Por declaraciones de los propios
realizadores, El mudo fue un guión
escrito antes de Octubre (su primer
largo), solo que no contaban con el presupuesto necesario para la filmación.
Gracias a los premios cosechados por Octubre
consiguen financiamiento extranjero de distintas fuentes (la productora del
realizador mexicano Carlos Reygadas figura entre uno de los socios), lo que les
ha permitido cierto respiro financiero, hecho no evidente en su anterior largo.
El juez Constantino Zegarra es un
magistrado justo e implacable con el culpable. Sin embargo su actitud ejemplar
desentona con el proceder usual de sus colegas jueces del Poder Judicial, por
lo que deciden retornarlo a un oscuro juzgado en Mala (en las afueras de Lima).
Nadie le da una explicación convincente del brusco cambio, así que entre
resignado, confuso y molesto, tiene que ir a su nuevo destino, hasta que una
bala perdida se le atraviesa en plena garganta, dejándolo literalmente mudo por
haber afectado las cuerdas vocales.
Como trasfondo tenemos la relación
familiar del juez Constantino, un matrimonio aburrido que se cae a pedazos, una
hija única que no desea estudiar derecho, una relación furtiva con su
secretaria de juzgado, un padre juez jubilado que conoce muy bien los
engranajes de la administración de justicia y la adoración del juez Constantino
a la madre muerta –también jueza- en circunstancias trágicas hace veinte años.
La obsesión del juez -y el hecho que
mueve la acción- es conocer quién quiso matarlo (si realmente se trató de un
intento de asesinato). Al final nunca descubrirá al autor del atentado.
Esta vez los hermanos Vega han logrado
redondear una historia un tanto difícil y absurda (la deuda con Kaurismaki
sigue siendo evidente) gracias a la notable participación de Fernando Bacilio
como el juez Constantino y a los demás secundarios que dan la talla. La verdad
que merecidos los premios que ha recibido Bacilio: su angustia, sin decir
palabra, se trasluce por su registro corporal y mímico.
Igualmente notable la ambientación de
cómo funciona la justicia en nuestro país. En pocos trazos o frases han dicho
más que mil imágenes o mil palabras: juzgados atiborrados de expedientes,
jueces venales e intereses de arriba y abajo por “torcer” la justicia.
Igualmente precisa la descripción del mundo de la policía y “los incentivos”
necesarios para que cumplan con su función.
Quizás sin querer los Vega han
elaborado el mejor retrato de lo mal que anda la justicia en nuestro país. La
imagen final del baile -donde todos pertenecen en uno u otro sentido a la
administración de justicia- dice mucho de ese espíritu de cuerpo para lavar las
culpas; mientras Constantino baila solo –en su imaginación- al lado de su
madre, su emblema de una “justicia justa” pero que por desgracia se encuentra
muerta. Sencillamente magistral.
EL
MUDO
Dir: Daniel y Diego Vega
Guión: Manuel Arias, Daniel y Diego Vega
c/ Fernando Bacilio, Norka Ramírez,
Lidia Rodríguez, Ernesto Ráez, Augusto Varillas, Juan Luis Maldonado, José Luis
Gómez
Perú/2014/Comedia
dramática****/Estrenos
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