jueves, abril 10, 2014

NOÉ


Darren Aronofsky tiene muy buenos títulos como El Luchador, otros francamente fallidos como La fuente de la vida, y unos geniales como Réquiem por un sueño. Pero fue gracias al éxito que le trajo El cisne negro que consigue un presupuesto de superproducción para un proyecto ambicioso y arriesgado: una versión contemporánea de Noé y el diluvio universal; y el resultado está a medio camino, con un sabor que no deja contento a nadie, incluyendo por igual a católicos y musulmanes.

El asunto va por el lado histórico. Tanto por el relato bíblico, como por las películas que Hollywood ha producido sobre el diluvio universal, tenemos una idea pre-concebida de “lo que debió ser” el diluvio, con un Noé medio estrafalario, del cual todos se burlan mientras él pacientemente va levantando su arca. Y entramos al cine con la creencia que nuestra idea es “la verdad histórica”; obviando que el filme es una ficción y por tanto se permite una serie de licencias tanto en el personaje como en el contexto.

Es que contemporizar el relato del diluvio universal supone ponerlo a tono con nuestras preocupaciones actuales; de allí que vemos un Noé con un look más de guardián ecológico que de profeta bíblico (incluyendo el uso de blue jeans, sí, lo leyó bien, jeans). Pero también supone acercar al hombre y dejar el mito, lo que implica un ser contradictorio, con dudas y certezas, como cualquier mortal. Incluso en un momento se presenta la faceta del Noé totalitario e infanticida que, cuchillo en mano, trata de imponer su “verdad revelada” cueste lo que cueste. Y, como todo ser humano, falla en el objetivo final de su misión. Los resultados nunca serán los esperados, el fracaso siempre está a la vuelta de la esquina. Se hizo lo que se pudo, parece decirnos nuestro personaje.

Quizás esa lucha entre lo que es y lo que se espera ser se grafica mucho mejor en el antagonismo entre Tubal-cain y Noé. Uno se sabe que es de barro y viene del barro, es un hombre y no aspira a más; mientras el otro sabiendo que viene del mismo barro, quiere elevarse por encima de el. Esa contradicción la tenemos todos, solo que unos están más cerca del suelo, como los descendiente de la raza de Caín, y otros, los menos, hacen méritos para elevarse, con riesgo a caer en cualquier momento. Tarea difícil y a veces imposible.

Detrás de ello se encuentra impregnada la filosofía que sostiene que el ser humano es malo por naturaleza. La maldad del mundo que vemos en el filme lo demuestra muy bien. La novedad es que el bien busca trasformar esa maldad. De allí que el bien es una tarea ardua, difícil, llena de peligros y caídas, como lo evidencian los graves trances que pasa el personaje bíblico; mientras el mal fluye con naturalidad. Con este nacemos, el otro significa una reeducación permanente del hombre.

Se debe agradecer que no se usara la voz en off para que Noé “converse” con El Creador (se le llama así en la película, no Dios o Yavé), como era usual en las viejas películas con Charlton Heston, donde Dios conversaba con su profeta con voz grave e imperiosa. Los sueños premonitorios sirven para revelar lo que sucederá después (esa visión subjetiva de las cosas es un rasgo típico en el estilo de Aronofsky). Igual sucede con la inclusión de Los Guardianes, los ángeles caídos en la tradición bíblica, suerte de Transformers del mundo antiguo y venia al público adolescente.

Como se aprecia, esta versión de Noé ha significado hacer muchas concesiones al relato original, deviniendo casi casi en un Noé heterodoxo. Quizás por ello muchos espectadores que iban por la versión clásica de semana santa se han sentido decepcionados y más de uno abandonó la sala antes de finalizar la función. No se asemeja a las versiones que hemos visto tantas veces en las películas sobre La Biblia.

Y si bien Noé es irregular, al final el saldo es positivo. Es mejor dejarse llevar por el relato, sin prejuzgarlo.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

NOÉ [Noah] 
Dir: Darren Aronofsky
Guión: Darren Aronofsky, Ari Handel
c/  Russell Crowe (Noah), Jennifer Connelly (Naameh), Ray Winstone (Tubal-cain), Anthony Hopkins (Methuselah), Emma Watson (Ila), Logan Lerman (Ham), Douglas Booth (Shem), Nick Nolte (Samyaza), Leo McHugh Carroll            (Japheth)
EEUU/2014/Épica religiosa***/Estrenos



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