martes, febrero 26, 2013

JUEGOS DEL DESTINO


Conocida en habla hispana también como El lado bueno de las cosas o El lado luminoso de la vida, su título original alude a esa segunda oportunidad, a una nueva esperanza que se abre como un rayo de luz que ingresa a la vida sombría de los protagonistas.

Los personajes, como en el anterior largo de David O. Russell, El luchador, son dos perdedores, náufragos en la vida. Pat acaba de salir de tratamiento siquiátrico luego de agredir salvajemente a su esposa al encontrarla con otro hombre en la ducha; Tiffany soporta mal una viudez inesperada teniendo relaciones sexuales con desconocidos. Ambos sin empleo, deben arrinconarse donde la familia. Amigos comunes los presentarán.

Grosso modo esa es la trama. El difícil encuentro entre dos personas con problemas, unidas más por necesidad de afecto pero sin mucho en común, hasta que se van conociendo y se abre una nueva esperanza para esta pareja. En el medio personajes secundarios inolvidables como el de Robert de Niro. Su personaje también es de extremos, que en un momento puede ganar una fortuna o perderla estrepitosamente. Supersticioso y violento, nos hace recordar a esos personajes que encarnó para Scorsese en sus años mozos. (En cierta forma el personaje de Pat senior es como uno de estos, salvo con cuarenta años adicionales encima y manías más que evidentes).

Pero esta agridulce comedia romántica no sería redonda sin la notable participación de Jennifer Lawrence, como ese ser vulnerable y frágil que busca aferrarse a algo que le de razón a su vida.  Merecido el Oscar a mejor actuación femenina.

¿Qué pasará después de esta segunda oportunidad que se dan ambos? Solo Pat y Tiffany lo saben.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

JUEGOS DEL DESTINO  [Silver Linings Playbook]   
Dir: David O. Russell
Guión: David O. Russell, basado en la novela de Matthew Quick
c/ Bradley Cooper (Pat),  Jennifer Lawrence (Tiffany), Robert De Niro (Pat Sr.), Jacki Weaver (Dolores),  Chris Tucker (Danny), Brea Bee (Nikki)
EEUU/2012/Comedia romántica***/Estrenos



viernes, febrero 22, 2013

LA NOCHE MÁS OSCURA


Zona de miedo (The Hurt Locker), anterior filme de Bigelow, se emparenta con La noche más oscura, tanto en temática como en estilo (incluso el guionista es el mismo); solo que La noche tiene una ambición mayor: abarca diez años desde el atentado del 11-S hasta la captura y ejecución de Osama Bin Laden.

Maya, la protagonista central e hilo conductor de la historia, es una agente de la CIA destacada a Paquistán a fin de seguir el rastro de Bin Laden; para ello vale todo: secuestro de presuntos terroristas, internamiento en centros de tortura física y sicológica, sin juicio y sin garantías, buscando alguna información que de con el paradero del terrorista más buscado. Estamos ante la eterna dicotomía entre la razón de estado y los derechos de la persona. No creo que Bigelow tome partido, sino que –al igual que en Zona de miedo- describe desapasionadamente lo que sucedió luego del atentado a las torres gemelas.

De allí también el exceso de metraje: narrar diez años de persecución no es poca cosa; hasta llegar al 1 de Mayo de 2011, día de la captura y ejecución de Bin Laden, en el ínterin tenemos algunos episodios históricos que van redondeando la trama: el atentado en Londres, el cambio de política con la administración Obama y la desidia de los funcionarios, imbuidos de burocratismo y formalidades.

La noche más oscura va a quedar como un testimonio interesante de aquella época; sin embargo, creo que falta la versión definitiva, algo así como la que hizo Francis Ford Coppola sobre Vietnam.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

LA NOCHE MÁS OSCURA [Zero Dark Thirty]    
Dir: Kathryn Bigelow
Guión: Mark Boal
c/ Jason Clarke (Dan), Jessica Chastain (Maya), Kyle Chandler (Joseph Bradley), Jennifer Ehle (Jessica),
EEUU/2012/Drama***/Estrenos



jueves, febrero 21, 2013

LOS MISERABLES


Los miserables es una de las novelas que más se ha llevado al cine, quizás por la carga dramática y personajes tan complejos, así como el trasfondo social, se adapta fácilmente a la pantalla grande. Cada cierto tiempo siempre vemos una nueva adaptación.

Esta vez viene de la mano de Tom Hooper, el oscarizado director de El discurso del rey, y en clave musical; o, para ser más precisos, en diálogos cantados. Sin coreografías de por medio, hace más cansina la visión para el espectador promedio, con mayor razón si se trata de una obra de más de dos horas y media de metraje. A más de uno va a aburrir, así que mejor prevéngase y lleve su almohada.

Pero ello se puede superar si las actuaciones y la puesta en escena valen la pena.

La adaptación es fiel a la novela; pero la puesta en escena solo busca cumplir mostrando los sucesivos padecimientos de Jean Valjean desde que sale de la cárcel y la implacable persecución por parte del Inspector Javert. Russell Crowe como el celoso inspector está muy en caja (Víctor Hugo ironizaba sobre la ley del estado burgués encarnado en el milimetrado Javert). Es más, gracias a él se sostiene la película; más no Hugh Jackman como Jean Valjean. Faltó un actor con más fuerza dramática para encarnar a este atormentado personaje (incluso en Valjean se han descubierto claves sexuales en relación a la pequeña Cosette). Anne Hathaway excelente en el breve rol de Fantine, así como ese toque entre cómico y farsesco de la pareja de bribones de los Thénardier encarnados por Sacha Baron Cohen y Helena Bonham Carter. Son secundarios que han reforzado la puesta en escena; pero a pesar de ello esta versión de Los miserables no creo pase la barrera del tiempo
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Los miserables [Les Misérables] 
Dir: Tom Hooper
Guión: William Nicholson y otros, basado en la obra musical de Alain Boublil y Claude-Michel Schönberg y en la novela de Victor Hugo
c/ Hugh Jackman (Jean Valjean), Russell Crowe (Javert), Anne Hathaway (Fantine), Amanda Seyfried (Cosette), Eddie Redmayne (Marius)
Ing/2012/Drama musical***/Estrenos



martes, febrero 19, 2013

DJANGO DESENCADENADO


La llamada post modernidad en el cine implica dejar de lado la verosimilitud del discurso narrativo y centrarse en lo que sería la forma o el artificio. En otras palabras no interesa que la historia parezca real, sino la forma que se le otorga. En ese sentido Tarantino ha sido uno de los puntales con películas como Pulp fiction o Kill Bill.

Asimismo, los post modernos se nutren de una serie de películas y géneros del pasado, son cinéfilos extremos, a fin de dar como resultado una cosa nueva. No es un remake de filmes antiguos; sino que vampirizan una serie de películas y elementos a fin de hacer algo propio. Igual sucede con la banda sonora: es un mix de distintas composiciones de diferentes épocas o de diferentes géneros melódicos. Para hacer la combinación se requiere mucha intuición a fin de no exagerar en la proporción de los elementos de la fórmula o pecar de avaro en estos. Un poco más o un poco menos es el límite entre la genialidad y el fracaso.

Tarantino, autodidacta por excelencia (jamás piso una universidad para estudiar cine como otros realizadores), se alimentó en sus años mozos de miles de cintas cuando trabajaba en una videotienda. Esa fue quizás la mejor educación para un  genio creativo (las universidades muchas veces limitan la creatividad para ofrecer productos estándar).

Django tiene los elementos antes citados. Pensada como una suerte de trilogía histórica (donde la historia es “reescrita”), junto a Bastardos sin gloria y su próxima entrega; no es propiamente un remake del legendario filme de Sergio Corbucci de 1966, protagonizado por Franco Nero (a quien vemos en un breve papel); pero el realizador ha tenido sumo cuidado en seguir una trama más o menos convencional, dándole esos toques absurdos o cambiando imprevistamente de tono como en la queja por las máscaras de los rancheros sureños que se disponen a linchar al Dr. Schultz y a Django (escena que ya se está volviendo antológica), pasando abruptamente del drama a la comedia. No es solo un tributo a los spaghetti western, sino también existen otros elementos de una larguísima cinefilia, donde el humor se encuentra presente muchas veces a fin de bajar el tono de la dramatización.

Mención aparte merece el personaje del Dr. King Schultz, encarnado por Christoph Waltz. Si en Bastardos sin gloria era el villano que se robaba la película; en Django es el antiesclavista que adiestra a Django en el oficio de caza recompensas, que igualmente se roba el show. Igual que en Bastardos, su personaje es barroco, complejo, con matices exquisitos y contradictorios, lo cual confiere riqueza al personaje, y hace llevadera la acción (lo que no ocurre cuando el personaje desaparece casi en el final).

Se  ha dicho que en Django la venganza es el leit motiv del personaje (como en Kill Bill, Bastardos, etc.). Lo cual es cierto; pero también lo es que el amor se encuentra presente. Django se adentra en un recorrido riesgoso por los estados del sur para buscar a su amada, quien tampoco es casualidad del destino se llame Brumilda (o Brunilda como también se le conoce en español); y al igual que en la saga wagneriana, sorteando el héroe una serie de peligros a fin de rescatarla.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

DJANGO DESENCADENADO [Django Unchained]   
Dir y Guión: Quentin Tarantino
c/ Jamie Foxx (Django), Christoph Waltz (Dr. King Schultz), Leonardo DiCaprio (Calvin Candie), Kerry Washington (Broomhilda), Samuel L. Jackson (Stephen)
EEUU/2012/Acción***+/Estrenos



viernes, febrero 15, 2013

CUCHILLOS EN EL CIELO


Alberto “Chicho” Durant lleva treinta años como realizador, consiguiendo rodar nueve películas, todo un mérito en un país sin industria del cine como Perú. Guionista de sus propias películas, le gusta resaltar el lado social, ubicar los dramas personales en un contexto determinado donde se desarrolla la trama. Así los personajes, si bien gozan de autonomía, no es menos cierto que son influenciados por el contexto donde se desarrolla la trama. Quizás, en ese sentido, su mejor película fue Alias “La gringa" (1991) y también la que mayor satisfacción de público le ha brindado.

Cuchillos en el cielo (nombre metafórico que el propio Durant ha explicado consiste en la visión de la libertad –el cielo- que tiene la protagonista y los problemas –los cuchillos- que padece una vez libre) no escapa a esta vertiente: un contexto social que repercute en el drama íntimo.

Estamos en el año 2001. Muchos acusados por terrorismo fueron indultados por falta de pruebas, una vez que sus casos pasaron al fuero civil (fue el indulto de inicios de siglo que permitió la excarcelación de muchos acusados por terrorismo y que tanta polémica causó y causa). Entre ellos es indultada Milagros quien, luego de estar cerca de diez años recluida, consigue la ansiada libertad, gracias a que el doctor Jiménez, su abogado patrocinante, “ha movido su expediente” para incluirla en la lista de indultados.

Milagros se debate entre rehacer su vida junto a Noemí, su hija -producto de una violación dentro de la cárcel-, y el hacer justicia, llevándolos a juicio a los perpetradores de la violación. Naturalmente el doctor Jiménez aboga por la opción del juicio, mientras Milagros prefiere no revivir hechos tan dolorosos y, sobretodo, que su hija no se entere de la dura verdad de su origen.

El conflicto de Milagros es doble: subjetivamente debe luchar contra los recuerdos del pasado que la golpean a cada momento; mientras en el presente debe lidiar con una niña que no se adapta a vivir con ella, así como a la falta de oportunidades de trabajo para una persona que “carece de papeles” (la formalidad).

Lo interesante en el filme de Durant no es tanto la acción, sino las atmósferas que se van creando a raíz de los conflictos y las relaciones tensas entre los personajes (Milagros con su propia hija, o con la pareja de su madre, e incluso con el propio doctor Jiménez, quien trata de persuadirla que los lleve a juicio a los culpables de la violación). Muchas veces estos conflictos se encuentran contenidos o son marcados con ciertos gestos como los que ocasiona la presencia de Milagros en la actual pareja de su madre.

Al final ganará la opción de rehacer su vida y dejar las cosas del pasado enterradas. Final agridulce, pero bastante realista.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es


CUCHILLOS EN EL CIELO
Dir: Alberto Durant
Guión: Alberto Durant, Valentina Viso
c/  Alejandra Guerra (Milagros), Gustavo Bueno (Dr. Jiménez), Milena Alva, Oscar Carrillo, Irene Eyzaguirre, Liliana Alegría
Perú/2012/Drama***/Estrenos



viernes, febrero 08, 2013

LINCOLN


La vida de Lincoln es motivo de un nuevo interés en los últimos años, con lecturas más bien contemporáneas. Robert Redford realizó La conspiración en 2010 sobre las consecuencias del asesinato de Lincoln y las repercusiones de procesos judiciales sin las garantías suficientes para los acusados, en una clara alusión a los detenidos “sin juicio justo”, consecuencia del atentado a las Torres Gemelas el 2001. El Lincoln de Spielberg (al igual que Redford, del ala liberal de los actores y directores norteamericanos), es también una lectura contemporánea que alude al cordón umbilical entre el gran presidente, la liberación de los esclavos y la adquisición de derechos políticos por estos, los líderes afroamericanos de los años 50 y 60 hasta desembocar en Barack Obama, como el primer presidente negro de los Estados Unidos, y la gran responsabilidad histórica que le toca por ello.

Asimismo, se emparenta con otro filme anterior de Spielberg, Amistad (1997), vivo alegato contra la esclavitud basado en hechos que acaecieron veinticinco años antes que los de Lincoln, con el cual muy bien puede hacer un díptico.

La película se centra en los últimos meses del mandatario. La guerra civil ya va a terminar y su preocupación es que se incluya como enmienda constitucional la abolición de la esclavitud en toda la Unión, lo cual daría seguridad jurídica de su cumplimiento en todos los estados, incluyendo los rebeldes del sur.

No la tiene fácil, ya que solo un sector del Partido Republicano está de acuerdo con la enmienda (en aquella época los republicanos eran los más progresistas, a diferencia de los demócratas, más conservadores del statu quo). La enmienda ya fue aprobada en el Senado, pero requiere la ratificación de por lo menos dos tercios de los representantes; por lo que Lincoln y su grupo están a la caza de los votos a fin de conseguir aprobar la ansiada enmienda constitucional.

Ese aspecto es lo interesante de la película. No nos presenta al Lincoln pétreo, de estatua o, peor aún, de estampita inmaculada; sino a un político que “cubiletea”, maneja hábilmente los resortes del tinglado legal-democrático, “compra votos” -en el buen sentido del término- para una noble causa. Es el hombre de carne y hueso, con problemas con su esposa e hijo, que es bastante ocurrente, proclive a contar chanzas y anécdotas a quien lo rodea, muy lejos de la imagen iconográfica del 16º presidente de los Estados Unidos; pero también cansado y avejentado prematuramente por la grave responsabilidad de la guerra (es posible que, de no ser asesinado, solo hubiese vivido unos años más). Lo vemos en el seno familiar, con los colegas de su partido, departiendo con los soldados, visitando a los heridos en el hospital.

Es un filme más contemplativo que de acción, como de alguien que mirase lo que hace el Sr. Lincoln en los últimos meses de su vida antes del aciago final, lo que es subrayado por la ausencia casi total de música invasiva que subraye lo que estamos viendo. Es el Lincoln en una visión personal de Spielberg y quizás una de sus mejores películas.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

LINCOLN 
Dir: Steven Spielberg
Guión: Tony Kushner, basado en el libro de Doris Kearns Goodwin
c/ Daniel Day-Lewis (Abraham Lincoln), Sally Field            (Mary Todd Lincoln), Joseph Gordon-Levitt (Robert Lincoln),  Tommy Lee Jones (Thaddeus Stevens)
EEUU/2012/Biopic****/Dvd/Estrenos



viernes, febrero 01, 2013

CRISTIADA


Considerada como la película más cara en la historia del cine mexicano, Cristiada (o como dice el subtítulo en inglés: La verdadera historia de Cristiada) causa polémica más por su planteamiento o puesta en escena y el nada oculto trasfondo ideológico que posee.

Hasta donde conocemos el productor es Pablo José Barroso, su productora Dos corazones films se ha dedicado a realizar películas con trasfondo religioso y, paradojas en el mundo material, les ha ido bastante bien en taquilla. Algunos especulan que detrás de la productora existirían capitales procedentes del Vaticano, entusiasmado en lavar la cara a la institución luego de los innumerables casos denunciados de pedofilia en el mundo entero. Cuestión por investigar.

Pero vayamos a la película. Su realizador, Dean Wright,  es un novel debutante tras las cámaras, con experiencia en los efectos visuales de superproducciones como Narnia o El señor de los anillos. Parece que esta es una obra de encargo para Wright.

Ambientada en la llamada guerra de los cristeros, acaecida en México entre 1926 y 1929, Cristiada comienza con la presentación de los personajes. Los vemos en sus roles cotidianos. Enrique Gorostieta es un general de la revolución ya retirado de las armas y convertido en un próspero empresario y ejemplar padre de familia, muy ajeno a las cuestiones religiosas, a diferencia de su mujer. El Padre Christopher, encarnado por Peter O’Toole, es un sacerdote modelo de virtud que insufla con su ejemplo al pequeño José, quien posteriormente se convertirá en mártir del cristianismo.

Si el bando de los cristeros es el de los buenos, en el otro bando naturalmente se encuentran los malos,  los que cierran iglesias y no permiten que los creyentes practiquen su fe, comenzando por el presidente Plutarco Elías Calles a quien siempre se le ve hablando, dando conferencias de prensa en un tono marcadamente autoritario sin permitir que los demás intervengan … salvo si se tiene las credenciales de embajador de los Estados Unidos, allí la cosa cambia y a Plutarco se le nota imperceptiblemente más servil. Si los buenos son muy buenos, los malos son todo lo contrario, hasta el soldado raso que dispara por orden superior tiene en la mirada un sadismo inconfesable.

Naturalmente en esta concepción bipolar, el general Gorostieta –que sirve como eje a toda la película- ateo y fiel creyente de la razón, antes de morir en la emboscada que le tiende el malvado Plutarco, cual hijo pródigo se convierte a la verdadera fe, acepta los sacramentos, y la frase ¡Viva Cristo Rey¡, que la pronunciaba hueca de sentido cuando asume la conducción del ejército cristero, se trasmuta en verbo hecho carne. Todos los buenos, hasta los que se arrepienten en el último momento, son perdonados y recibidos en el seno de la Iglesia.

En ese planteamiento de buenos contra malos se desarrolla la película, casi siempre ganando los primeros, muy al estilo de los filmes de antaño donde los blancos luchaban contra los pieles rojas que eran recontra malos, o aquellos ambientados en la segunda guerra, norteamericanos contra nazis o japoneses igualmente malos y desalmados.

Y, en estos planteamientos esquemáticos no importa la verdad histórica, como se le ha reprochado a Cristiada; en vista que lo importante es trasmitir el mensaje, no la reconstrucción de hechos que sucedieron en el pasado. En otras palabras, Cristiada no es un documental histórico, ni pretende serlo.

Esa estructura maniquea es la principal debilidad de la película; pero paradójicamente es su motor, sin ella no se podría desarrollar la trama. Difícilmente, para lo que el filme propone, se puede trasmitir un mensaje en blanco sobre negro si no es esquematizando. No cabe esperar ambigüedades en los personajes, claroscuros o sutilezas existenciales. Lo mejor son las escenas de acción y la recreación de época. Al final, no faltaba más, unos carteles nos anuncian que el niño José –que muere como Cristo en el cadalso- y otros jóvenes católicos han sido beatificados, con lo que el mensaje ideológico se cierra en un perfecto círculo: no existe salvación fuera de la Iglesia.

No creo que Cristiada haya sido concebida solo para ocultar los escándalos de pedofilia dentro de la Iglesia, creo que apunta a más, a sensibilizar al mundo católico, a conseguir más soldados de la fe, ahora que andan tan escasos, a ser un modelo de vida a seguir. En ese sentido es un filme propagandístico; de allí ese tono épico, como de cruzada o gesta religiosa, pero del siglo XX. Eso sí, técnicamente bien hecho, sería mezquino negar su impecable factura.

En justicia la película pudo muy bien subtitularse un cuento de Cristo, a semejanza del Ben Hur que protagonizó el legendario Charlton Heston. La diferencia: los mártires de Cristiada son modernos, de la época contemporánea, ejemplos más cercanos a nosotros que los mártires de las catacumbas.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es


CRISTIADA  [For Greater Glory: The True Story of Cristiada]  
Dir: Dean Wright
Guión: Michael Love
c/  Andy Garcia (Enrique Gorostieta Velarde), Mauricio Kuri (José), Rubén Blades (Presidente Plutarco Elias Calles), Santiago Cabrera (Padre Vega), Catalina Sandino Moreno (Adriana), Eduardo Verástegui (Anacleto Gonzales Flores), Eva Longoria (Tulita Gorostieta), Peter O'Toole (Padre Christopher)
Mex, EEUU/2012/Drama histórico***/Estrenos